Un paseo que hace años quería hacer es el de las zonas vitivinícolas de California. El valle de Napa y Sonoma.
Las películas, los artículos en revistas especializadas, y una muy positiva experiencia en las mismas zonas en Suráfrica me empujaban.
Finalmente se dió.
Estoy con la mejor compañía posible, mi mujer, en Calistoga, un pueblito simpático a unas 15 millas de Napa, al final de valle.
El anunciado romanticismo de la experiencia incluye el “bed and breakfast”, cama y desayuno. Se supone que dado que la experiencia de este tipo de turismo se da por fuera de los hoteles o “resorts”; lo ideal es una buena cama, un buen baño y un buen desayuno.
Lo que sucede durante el día, las demás comidas suceden, por ahí, en viñedos, restaurantes y caminos.
Todo bien, siempre y cuando la cama, el baño y el desayuno sean buenos, si alguno de los tres falla se dañó el cuento.
Ayuda en muchos casos que los dueños, que generalmente son quienes atienden a los huéspedes sean amables, si posible simpáticos.
Cuidadosamente, usando los referentes del Internet, seleccioné un B&B, en Calistoga.
Tenía premios y todo. Recomendadísimo ala.
Resulta que la cama, regular, un cuarto extremadamente ruidoso, pequeño, sin un cajón. No malo pero regular. El baño bueno.
El desayuno, de nuevo, apenas. Pretencioso pero no llenó mis expectativas. Para rematar la dueña, que se cree una gran cocinera, muy orgullosa de unos skones que son unos panes muy british muy especiales, que a ella no se le dan, es una patana.
Para rematar la señora es inglesa así que por lomenos debería saber hace skones.
Las otras dos noches las pasamos en un Inn en el campo llamado La Résidence, espléndido y caro.
Quedo pues pensando, que afortunadamente no me quedo sino dos noches y entre viñedos y restaurantes podré equilibrar la experiencia.
Vamos pues a la experiencia no hotelera.
En Calistoga hay muchos viñedos pero una sola calle en la que quedan todos los restaurantes y el comercio.
Caminando por Calistoga, nos topamos con dos experiencias culinarias decentes. No se trata de restaurantes de esos que son guau! No se requiere reserva.
El primero se llama The Brewery and Restaurant at the Calistoga Inn, nombre largo. Almorzamos en el patio.
En toda la zona de Napa se siente la presencia mexicana. Nos tocó un mesero mexicano amabilisímo. Nos siriveron unas “bufalo wings”, pedidas picantes, que salieron maravillosas y muy picantes. Ahí descubrí un vino rosado llamado Vin Gris de la Cigare de un viñedo que se llama Bonny Doon.
El segundo se llama Boko’s. Italiano. La pizza se veía buena. Pero, o sorpresa, nos sirvieron unas alcachofas asadas de perder la cabeza de lo buenas.
Ahí me tomé un vino Sangiovese del viñedo Andretti, que es en Napa.
También estuvimos en los restaurantes de las listas, los que tienen estrellas y donde hay que reservar, buenos, costosos.
Trip Advisor rara vez falla porque es escrito por los viajeros, sobre todo en cuanto a calidad.
La experiencia con los viñedos confirmó mis temores, la mayoría de los vinos de California están mucho más caros que sus iguales de otros lugares. Napa es una zona donde prevalece la uva cabernet que es la base de los vinos de Burdeos.
Los vinos mezclados, es decir los que se parecen a los de Burdeos no dan el punto.
La misma experiencia de la cata de los vinos es cosotosa. Uno que otro varietal valioso.
De todo lo visitado sobresale un lugar llamado Terrace, a donde se va con cita previa. Hacen su propio vinagre balsámico. Da uno una vuelta por el viñedo que queda en una colina.
Luego viene la cata de los vinos. Nos acompañaba un joven Neozelandés muy amable, con muy buena conversación. La explicación básica es que ellos han tratado de evitar el sobre precio. Vinos decentes a precios decentes.
Lo demás, en Napa, en Sonoma, más costoso que bueno, aunque hay cosas interesantes por los lados del Zinfandel y de algunos otros varietales.
En cambio los paseos, los paisajes, los pueblos maravillosos.
Más carretera y menos vino parece ser la receta.
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