Juan-Manuel-26-300x270Estoy en El Molino por culpa de una maravillosa amistad con mis compañeros del colegio.

En efecto mantenemos, gracias a un dedicado internauta, una constante comunicación.

Debatimos, discutimos, regañamos, felicitamos.

Por una maravillosa circunstancia hay en el grupo un escritor de exitosa carrera que ha publicado varias excelentes novelas y un montón de ensayos, además el tipo es crítico literario y profesor universitario.

Hay también dos serios investigadores con muchas publicaciones muy buenas.

A eso nos sumamos los aficionados a los que nos da por escribir y publicar babosadas, como yo, y los que se limitan a compartir con el combo, historias inolvidables, anécdotas y recuerdos.

Casi todos los días, con anticipación de niño esperando a los Reyes, en algún momento, me asomo un rato para ver que se está proponiendo en ese mágico espacio virtual en donde nos encontramos.

La semana pasada nos contaba Rafa, uno de los más dedicados contribuyentes, que su madre de más de noventa años se convirtió en una apasionada y muy activa internauta.

No es la clase de persona que se la pasa mirando “cositas” en la pantalla de la computadora. No, usa el internet para enriquecer su vida y la de los suyos.

Mauricio Rubio, Machicho, columnista de El Espectador comenta, mucho mejor que yo, esa historia en un artículo publicado hoy.

Razón tiene Machicho cuando compara esa visión optimista del mundo que tiene el grupo de señoras de Cartagena con el negativismo de ciertos intelectuales y su eterna manía de ver la copa medio vacía.

Lo malo es que a uno a veces le cuesta mirar la copa medio llena, peor aún no la puede ver ni medio vacía, porque está rota.

Me explico, en Colombia, como resultado de la ley que aprobaron nuestros ilustres congresistas contra los borrachos al volante, es hoy en día mucho más peligroso tomarse una botella de champaña entre la tina con la mujer que uno ama, como inicio de una noche de desenfrenos y placeres, dormir unas cuatro horas y levantarse madrugado para salir a supervisar el empresa que uno ha construido con el sudor de la frente a las seis de la mañana.

Resulta que lo paran en un retén y ¡zás! está usted embriagado, es un peligro para la sociedad, le quitan el pase, el carro, la plata.

No hay instancia para apelar, está uno en manos del agente de tránsito que se vuelve infalible juez.

En cambio si uno mata a un compañero de universidad y lo bota a un caño y tiene con qué conseguirse un abogado costoso, tras casi cuatro años, no le ha pasado nada.

En cambio si uno se roba por medio de captaciones ilegales y de auto-préstamos, cienes de miles de millones de pesos, le dan el apartamento de cuatrocientos metros cuadrados por cárcel y a los beneficiarios de los auto-préstamos no les pasa nada.

En cambio si uno le roba al erario público cienes de miles de millones de pesos y zapea a sus cómplices, no le pasa nada acaba uno compartiendo concierto de Carlos Vives, con la élite cachaca, en un lujoso palco en Cartagena.

En cambio si uno se pasa por la faja todas las advertencias e implementa un modelo de basuras cometiendo toda clase de faltas administrativas gravísimas, y tiene la desfachatez de desconocer las leyes que juró defender, contará con el apoyo de la mamertada y es posible que no le pase nada.

En cambio sí una es la hermana de uno de los peores criminales del país y logra producir suficiente miedo y suficiente plata, a una la dejan salir de la cárcel, con una boleta de salida falsa.

Pero que lo agarren robándose un celular, lo pudren en la Picota, así se esté muriendo de cáncer.

O que le toque a uno hacerse una cirugía de urgencia, de vida o muerte, y no tenga con qué pagarse un médico privado, para que, posiblemente en su lecho de muerte, descubra uno que como los Padres de la Patria estaban legislando para la galería en contra de los borrachos, se les pasó hacer la reforma de la salud.

Gracias a Dios, tengo amigos que escriben cosas chéveres.

Tengo amigos que cuentan cuentos chéveres y amigos que los comentan.

Tengo amigos que hacen cosas chéveres como un proceso de evaluación de la educación cuyos muy buenos resultados me harán tragarme mis propias palabras.  Afortunadamente  me encuentro con un artículo que cuenta cuán sofisticada es la forma en que las aves migratorias se coordinan para volar en la formación en V.

Gracias a Dios tengo una hija que se burla de mis escritos y de mis actitudes de adulto mayor.  Una mujer con la que todavía me dan ganas de entrarle a la botella de champaña y sus efectos secundarios, así me toque contratar un chófer, previo juramento que no se tomó ni una cerveza ni hizo buches de listerine, para que me lleve, a la madrugada, a la finca a ver mis vaquitas.

¡Y la copa LLENA!