Las convencionesLa política estadunidense no es fácil de entender.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaEn muchos países las convenciones, o los congresos, de los partidos deciden. Por ejemplo, en Gran Bretaña hace tan solo un par de semanas, el congreso del partido conservador escogió a Theresa May que reemplazó en la dirección el partido y del gobierno a un derrotado David Cameron.

En los Estados Unidos las convenciones de los partidos ratifican decisiones de los votantes. No escogen a un candidato o a un líder, ratifican la elección de los votantes de los Estados. Definido el candidato, lo que generalmente está cocinado bastante antes de la convención, este, o en el caso que nos interesa, esta, define su compañero de fórmula y la plataforma que le propondrá al electorado.

Las convencionesLa convención le pertenece al candidato.

Así las cosas, en Cleveland, Ohio, hace una semana, se llevó a cabo la convención de Trump y tuvo el estilo de…Trump, obvio. Racista, sectaria, llena de trampas y mentiras.

El candidato pintó y todos los que lo precedieron en la tarima pintaron, un escenario pesimista y lleno de odio.

No vacilaron en calumniar a su contrincante.

Esta semana en Filadelfia le tocó el turno a Hillary Clinton y la convención de Hillary ha tenido el estilo de los Clinton. Pintaba mal. La publicación de Wikileaks de cerca de 19,000 emails que comprometen a la dirección del partido demócrata en prácticas oscuras para favorecer la precandidatura de Hillary en las primarias le costó la cabeza a la directora del partido que iba a presidir la convención. A la pobre señora Debbie Wasserman le tocó renunciar a su cargo de presidenta del Comité Nacional Demócrata y acabó devolviéndose para su casita.

Ese comienzo alborotó las huestes de Bernie Sanders, el revolucionario del partido demócrata quienes dejaron saber que no apoyarían a Hillary ni en la convención ni en noviembre.

El equipo de Hilary con mucha inteligencia política les dio todo el espacio a los ruidosos delegados de Bernie. En medio de tanto ruido y con la expectativa que el segundo día de la convención habría un “roll call”, que es una votación pública individual Estado por Estado que puede ser larga y tediosa y ahondar divisiones, al final del primer día salvaron la situación los discursos de Bernie Sanders y de Michelle Obama, este último fuera de serie.

El discurso de Sanders marcó una importante agenda política para la convención y para el partido y el de Michelle le llegó al corazón a la gente. Mostraron un partido demócrata decidido a no caer en la trampa de los odios, las calumnias y los temores.

Ya el miércoles en medio del roll call, Bernie Sanders ante las ovaciones de la multitud, proclamó la candidatura de Hillary y un partido que corría el riesgo de salir fracturado de la convención apareció unido y dispuesto a dar la batalla.

Su claridad conceptual, sus planteamientos “revolucionarios” y la lealtad de sus seguidores le aseguran a Bernie un importante liderazgo en el congreso. Ojalá sirva para impulsar los cambios que el congreso republicano le bloqueó a Obama estos últimos ocho años.

Y se produjo el hecho histórico para los Estados Unidos, por primera vez una mujer es proclamada candidata oficial de uno de los grandes partidos. Y muy posiblemente será la primera presidenta de los Estados Unidos. Eso es de por sí significativo.

No es circunstancial que me haya tomado un párrafo describir la convención del peluquín y varios la de Hilary. Es que el peluquín no da sino para un párrafo.

Ayer circularon versiones según las cuales los responsables de la hackeada y filtración de los emails de la dirección del partido demócrata fueron los rusos. Se dice que Putin apoya al candidato republicano.

Buen slogan “Putin con el peluquín”.

Se ha llegado a sugerir que el secretismo de Trump en relación con su fortuna personal se debe a que tiene lazos con oligarcas rusos.

Así empieza la campaña final entre los dos candidatos. Va a ser dura y muy seguramente sucia.

A mí no me fascina Hillary, es muy “polítical operator”. No la veo separándose de las prácticas partidistas que bastantes daños le han hecho al imperio.

Sin embargo, es preferible que la elección resulte con la primera mujer presidenta de los Estados Unidos a que, como dice el chiste, acaben eligiendo al último presidente de los Estados Unidos.


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