SignatureResulta que este fin de semana, encabezados por el senador Uribe, los miembros, activistas y voluntarios del Centro Democrático han salido a la calle a pedir firmas.

Comienzan engañando a la gente bajo el pretexto que el Centro Democrático apoya una iniciativa popular de un grupo de ciudadanos.

¿Para qué el engaño? Es una campaña del partido ¡asúmanla!

Juan_Manuel_UrrutiaDenunciaba ayer en su cuenta de twiter la cónsul de Colombia en New York, a quien yo le creo, que a su madre, una señora de más de noventa años, la estuvieron “acosando” el sábado a la salida de misa para que firmara y al ella negarse le dijeron que la firma era para que no le subieran los impuestos y para evitar que Maduro invadiera a Colombia. Eso es, como dijo la doctora Nieto, embuste.

La reforma tributaria que nos van a clavar en el segundo semestre no se ataja con firmas y el payaso venezolano no va a invadir a nadie.

Pero el documento que aparece en la página del CD dice:

“ El Gobierno, en medio de su derroche y corrupción, sólo amenaza con más impuestos, so pretexto de la paz.” PUNTO 6

Y luego:

“10. Queremos una paz que dé tranquilidad a nuestra democracia y no concesiones al terrorismo que generen el riesgo de vivir la misma tragedia sufrida por la hermana Venezuela

Para un activista apasionado y convencido que los acuerdos de paz le van a entregar el país al “castro-chavismo”, es totalmente legítimo decirle a una señora de 92 años que firme para que no le suban los impuestos y para que Maduro no invada a Colombia.

La respuesta que se le ocurre al senador Macías, uno de los voceros del Centro Democrático es lamentable. Que el que ha mentido es Santos.

Ante la insistencia de los periodistas insinúa que su partido no puede controlar a todos los que están pidiendo las firmas. Claro como pretenden que es un movimiento independiente pero respaldado por el partido no asumen ninguna responsabilidad.

¿Quién miente?

¿Todos, ninguno?

El problema es que en Colombia nos hemos ido acostumbrando, desde ya hace varios años a una práctica llamada “estirar la verdad”. Y ahí que el que no sea culpable que tire la primera piedra.

Estira la verdad el presidente:

Cuando dice que firmados los acuerdos de La Habana llegará la paz a un país en donde adicionalmente a las FARC envías de desmovilización hay por lo menos otros diez mil hombres en armas contra el Estado y la población civil, llámense elenos, uzugas, urabeños o como sea.

Cuando llama enemigo de la paz a cualquier crítico de los diálogos de La Habana.

Pero la cosa se pone muy mal cuando el Presidente de los colombianos dice que tiene información de muy buena fuente de que Salud Hernández está haciendo un trabajo periodístico con el ELN, a sabiendas que está secuestrada.

Eso ya pasa de estirar la verdad a mentir descaradamente.

Por mentiroso se cayó Nixon. Es que a los presidentes les queda mal mentir

Uribe también miente y estira la verdad casi todos los días desde hace mucho rato. Sabe que no es así, pero insiste que la justicia transicional es impunidad total. Clama que a Colombia se la va a tomar el castro chavismo  Y miente descaradamente cuando dice que tiene pruebas que nunca presenta. Incumple su palabra y tilda de narcoterrorista a todo el que le pregunte por las declaraciones de renta Tom y Jerry.

Estira la verdad Peñalosa cuando dice que es doctor.

Y yo cuando llego a la casa zumbado y digo que no, que no más me tomé dos ginebritas, o cuando me pillan escaneando a una niña y digo que estaba mirándole los zapatos.

Ese es el resultado de una sociedad que se acostumbra a aceptar verdades a medias.

Hay estiradas y estiradas y las de nuestros líderes están llevando al país a una polarización que nos puede resultar demasiado costosa.

Los acuerdos de La Habana no nos van a traer la paz inmediata y estirar la verdad en esa materia, para ganar una elección o para conseguir apoyo a un plebiscito, solo crea falsas expectativas que harán la construcción de esa paz que tanto anhelamos más difícil.

Los acuerdos de La Habana no le van a entregar el país a Maduro, ni a los narcoterroristas, tampoco van a generar la impunidad total y absoluta. Estirar la verdad en esa materia para mantener vigencia política a lo único que conlleva es a sembrar nuevos odios que también harán la construcción de la paz que tanto anhelamos más difícil.

Aunque sus áulicos crean que ese ha sido su gran éxito, el peor error del Presidente ha sido politizar un tema que era de interés de la nación entera y una obligación constitucional suya y que había abordado con grandeza y valentía.

Y convertir la paz de Colombia en un pájaro en la solapa.

En ese campo surge un senador Uribe envenenado, pendenciero que ha convertido el tema de la paz en una guerra de trinos desinformados y mentirosos en muchos casos.

¿Será que en medio de estos dos extremos hay colombianos con una visión diferente?