Guerra Racial EUAHace rato no me había metido con temas internacionales. Termino mi semana con una mezcolanza, ¿galimatías? de pronto.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaPor el horror que me causa, por la preocupación que me invade, empiezo con la guerra civil que se está desatando en los Estados Unidos entre los negros y la policía. En los últimos meses ha habido varios casos de violencia policial en contra de miembros de la minoría que los blancos están matando, pero a la que le dicen africanos americanos para no decirles negros.

Esta semana fueron siete los muertos. Uno en Luisiana, el segundo en Minnesota, ambos negros asesinados por policías blancos sin mayor explicación plausible, y los otros cinco en Dallas, Texas, todos policías asesinados por francotiradores mientras controlaban una manifestación “pacifica” para protestar por los otros dos asesinatos.

Hasta donde he visto ni el peluquín ni la Hilary han dicho nada inteligente. Nadie ha dicho nada. Obama, un muy buen ejemplo de los African Americans, poco, de paseo en Viena.

A mí se me ocurre que los estadounidenses no han entendido que su sociedad no ha superado el racismo. Lo que pasa es que se inventaron una nueva raza, esos que llaman los African Americans, hombres y mujeres de raza negra que se han integrado a los privilegios de los blancos. Pero sigue habiendo otra raza, los negros, que no se han integrado a nada, que la mayoría de los blancos y muchos African Americans consideran “thugs”, drogadictos, peligrosos, a esos es a los que están matando los policías blancos.

Entre esa minoría negra, discriminada, encarcelada, violentada y la mayoría blanca y de otros colores, llena de privilegios, se está desatando una guerra civil.

¡Resulta que hay unos negros que están mamados! Ayer en un país en donde cualquiera puede comprar un fusil, les dispararon a los policías y mataron a cinco.

Ante la campaña presidencial que se avecina y que en realidad por ahora está en las escaramuzas iniciales, tiene uno la impresión que los políticos estadounidenses van a aplicar la estrategia del avestruz. Por ahora los temas son los constantes insultos de Trump a quien escoja ese día, la enorme preocupación de los republicanos por los correos electrónicos de la Hillary. En cuanto a los demócratas, andan agazapados relamiéndose con la imbecilidad de sus contrincantes.

¿Y los issues, la segregación, la inequidad, la violencia armada constante?

Piensa uno que estamos llegando a la decadencia del imperio.

Al otro lado del charco, infinita la decepción que me causó la miopía del señor Cameron que creyó solucionar una división interna de su partido Tory, pretendiendo neutralizar de una vez por todas a los “euroscpetics”. Le salieron al paso Nigel Farage y Boris Johnson, la versión británica del peluquín, y lograron movilizar a punta de medias verdades y de descaradas mentiras a una población inglesa ya mayor y suáz, el brexit.

Además de la desfachatez de sus argumentos el par de energúmenos cometieron sin preocupación uno de los peores casos de estupro político que yo haya conocido, prometer para meter y después de haber metido no cumplir lo prometido.

Dejan a la Gran Bretaña al borde de la disolución, el “remain” ganó en Irlanda del Norte y en Escocia y estos dos no se quieren salir de Europa. Escocia clama independencia y ahora van a hacer su propio brexit pero para salirse de la Gran Bretaña. Dicen que Irlanda del Norte, cosa inconcebible, está pensando unirse a la República de Irlanda.

Esos dos chiflados dejaron a Europa en crisis y a Inglaterra muy cerca de quedarse sola y renunciaron, salieron a perderse.

Y una vez logrado su cometido se lavan las manos y se retiran de la arena política. Como don Goyo, dicen “ese muerto no lo cargo yo”.

Queda el Reino Unido sumido en una profunda crisis, y salen a la palestra dos mujeres de notorios pergaminos a recoger, como los barrenderos de los desfiles de New Delhi, que van detrás de los elefantes, las cagadas de sus antecesores.

Ay la política. Y eso que los políticos británicos son decentes, ganan menos que los colombianos y trabajan infinitamente más.

 

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