Entierros Corona VirusEl título del artículo de la portada de la última revista Semana es “La Carrera por la Vacuna” y describe mucho mejor de lo que yo podría hacerlo en esta columna, eso, la carrera por la vacuna.  

Quiero ser optimista pues ante la violencia de la pandemia la comunidad científica se ha aplicado en buscar la solución.  Después de leer el artículo de Semana quedo convencido que más temprano que tarde se iniciarán los estudios de fase tres de la vacuna, que es la fase definitiva, la que permite saber si una vacuna es efectiva y cuán efectiva.  Pero esos estudios toman su tiempo y cuando se logre determinar que existe una vacuna efectiva habrá que producirla, distribuirla y aplicarla y esa logística será compleja, pero no imposible.  Muy seguramente los países más ricos serán los primeros y los más exitosos es desplegar campañas masivas de vacunación.  Eso no les servirá de nada si los demás países no tienen acceso a esas vacunas, porque mientras haya una masa de población no vacunada y por tanto potencialmente portadora del virus, el riesgo seguirá vigente.

 La vacuna llegará porque a diferencia de brotes de virus corona anteriores como el SARS y el MERS, todo parece indicar que la pandemia no podrá ser contenida, lo que si sucedió con esos brotes.  La triste historia de las vacunas abandonadas en esos dos casos no se puede repetir.  Hay quien sostiene que si estas vacunas se hubiesen desarrollado en su totalidad posiblemente se hubieran ganado meses en la producción de la vacuna para el virus de Wuhan que yo me niego a llamar Covid 19, nombre impuesto por los chinos al títere de Beijing en la OMS.

Juan Manuel UrrutiaY mientras se desarrolla y completa la vacuna, hay otro sector de la comunidad académica, científica y de las grandes farmacéuticas buscando un tratamiento para evitar que los casos se compliquen o por lo menos disminuir a su mínima expresión esas complicaciones.  

Mirando las cifras, a la fecha se han reportado 1.917.698 casos, 119, 113 muertos y 442.323 recuperados.  Quedan pues 1.356.262 casos activos, de los cuales 1.304.542 son de poca complejidad y 51.720 son serios o críticos, que son los que requieren hospitalización, ventiladores, y en muchos casos UCIs.  

Uno imaginaría que hay dos líneas de investigación terapéutica, pero esto es altamente especulativo.  Por una parte, se debe estar buscando una terapia hospitalaria para tratar los casos severos o graves y por la otra se debe estar buscando una línea terapéutica que permita tratar los casos “ligeros” antes que se compliquen.  Sobre el progreso en este campo se ha especulado mucho y se sabe poco.

Por ejemplo, me ha impresionado mucho que salvo unas declaraciones en las que el primer ministro del Reino Unido agradece a la gente del NHS y en especial a los dos enfermeros que lo trataron, no se haya revelado el detalle del tratamiento que parece haber sido más bien un esfuerzo de mucha gente dedicada a un solo paciente que una combinación de terapias y cuidados.  El fabricante de cuajada que nos compra la leche decía esta mañana “con el ministro ese que se salvó en Inglaterra se comprueba que de esa vaina uno se salva si es rico y poderoso y tiene hartos médicos pa que lo cuiden”.  

¿Cuántos enfermos del virus de Wuhan han tenido dos enfermeros de tiempo completo y dedicación exclusiva al lado de la cama durante las 48 horas más críticas?  Claro que era el prime minister, del Reino Unido.  Si, pero también es el tipo que dijo que a él le importaba un sieso y que iba a seguir dando la mano, rechazando el distanciamiento social.  ¿Cuántos de los 11.329 muertos que reporta el Reino Unido siguieron dando la mano mientras Boris ensayaba la teoría de la inmunidad de la manada, y no tuvieron a la pata a todo el NHS para que los salvara?

Mientras aparecen vacunas y drogas estamos obligados a la prevención.  Y para entender esa vaina como se hace, vale la pena mirar en detalle dos países que en mi humilde opinión sobresalen.

Portugal, con una frontera infinita con España, único país con el que linda, con una población de 10 millones de habitantes, lo que es una quinta parte de la población española, reporta 16,934 casos o sea una décima parte de lo que reporta su vecino y 535 muertos, una relación de uno a treinta y uno.    ¿Qué es lo que han hecho bien los portugueses?  Según el diario español ABC, disciplina social y un gobierno serio que actuó con mesura y fortaleza.

Japón, con 126 millones de habitantes, una de las densidades poblacionales más altas del planeta y sobre todo con una población altísima de mayores de 60 años, el 33% y el 25,9% mayores de 65 años tan sólo reporta 7 370 casos y ¡123 muertos!  Mientras aparecen las vacunas y las terapias hay que imitar a Japón hasta donde sea posible.  Civismo, cultura, aislamiento y disciplina social.  Suena imposible y muchos lectores deben estar pensando la cuarentena enloqueció a Urrutia.  Ahí está la prevención queridos amigos y amigas.

Ni los discursos tranquilizantes como el sainete diario de Duque y sus ministros, ni las medidas castrenses como las que anunció ayer el ministro de trabajo y que lo único que hicieron fue alborotar a la profesión que nos va a salvar del desastre si es que nos salvamos, van a evitar el caos.  Lo único que nos permitirá evitar momentos muy dramáticos es algo de lo de adolecemos los colombianos, disciplina, mucha disciplina.  Todavía es tiempo de entender y de actuar.  

Cuando España, con una población un poco menor que la de Colombia 47 millones de habitantes, decretó el asilamiento obligatorio, el 14 de marzo, ya había 6.931 casos.  El primero de abril, 18 días después reportaban 104.118 casos y 9.387 muertos.  Se encerraron tarde.  Colombia reportaba 378 casos y 3 muertos cuando el gobierno nos mandó a guardar. 19 días después tenemos 2.776 casos y 109 muertos.  Estamos a tiempo.  Esperemos que el gobierno haga lo que tiene que hacer, que los responsables de la salud hagan lo que tienen que hacer, pero hagamos nosotros lo que tenemos que hacer, ser disciplinados, pensar en el bien común.  

Uno de los hechos más significativos de mis vidas pasadas es que tras tres años de campañas intensas, con el apoyo del gobierno, de la sociedad civil y de las organizaciones internacionales, en un esfuerzo conjunto logramos volver masivo y generalizado el uso de condones y la asistencia a hacerse las pruebas de ETS y de VIH/Sida en Uganda.  Logramos convencer a la población que para salvar sus vidas tenían que ser disciplinados.  Uganda fue uno de los primeros países africanos que vio descender la prevalencia de la enfermedad y que pudo dedicar su débil infraestructura social a cuidar a sus enfermos y a criar a sus huérfanos, cuando todos los indicadores tempranos predecían el colapso total.  

Estamos a tiempo.