Juan-Manuel-26-300x270No soy periodista.

Apenas un consultor con mucho tiempo libre a quien le encanta dar lora.

Por eso me volví bloguero.

Escribo mis pensamientos, mis opiniones, mis preocupaciones…no disfrazo nada.

Mi compromiso moral con el director/editor/promotor del Molino es que el día que algo de lo que yo escribo le parezca estúpido, mal documentado o irrelevante lo puede colgar, pero que el día que no me publique por diferencias ideológicas o de interpretación, hasta ahí llegamos.

Me ha corregido varias veces.

Hace poco si no fuera por sus rectificaciones sobre temas históricos, hubiera yo quedado como un pendejo con uno de los artículos sobre la crisis de Ucrania y el papel que habría de jugar y terminó jugando Crimea.

Los  que con frecuencia leen el Requesón recordarán el regaño que mi amigo Hernán Escobedo me dedicó por ponerme a rasgarme las vestiduras sin entender integralmente el tema de las famosas pruebas PISA.

Regaño que publicamos en El Molino.

Ello para decir que todos nos equivocamos.

Mi fuente primaria de información, en la que baso la mayoría de mis escritos, son los medios: La radio, los diarios, revistas y uno que otro noticiero de televisión.

No es ni mi papel ni mi intención calificar o hacer listas.

Cada quien sabrá a quién le cree.

Yo por mi parte investigo para confrontar las versiones de las fuentes primarias.

Los excesos de los medios son ya pan de cada día.

La historia de los tabloides sensacionalistas británicos, en la que la estrellas fueron el diario News of the World, y su editora Rebekah Brooks, nos demostró hasta donde pueden llegar los “periodistas” en su afán por vender.

El juicio de doña Rebekah, amiga de Tony Blair y de David Cameron, es decir, de todo el mundo como dirían las señoras bogotanas, nos dejó ver las porquerías a que lleva una interpretación maliciosa de la libertad de prensa.

En el otro extremo del espectro están las peripecias de los gobernantes que pretenden acallar a los medios de comunicación, usando también una visión “diferente” de lo que consideran la libertad de prensa y la responsabilidad de los medios.

Así nuestro vecino Rafael Correa, el protector de Julián Assange, ha ido amordazando los medios en Ecuador.

Así, el maduro, trata de eliminar toda sombra de prensa crítica u opositora.

Así el Tsarputin amordaza a la prensa, bloquea los sitios de Internet y pretende convencer a los rusos que su verdad es la verdad.

La prensa colombiana, perseguida por los actores del conflicto y por los carteles de la droga, con demasiada frecuencia ha puesto los muertos: desde el tristemente famoso Guillermo Cano hasta José Naudin Gómez, director de una emisora en Buga.

Sin embargo, y a pesar del acoso, los  periodistas colombianos han defendido la independencia y la transparencia, denunciando lo denunciable, destapando entuertos.

Pese a los embates de la delincuencia y de ciertos gobernantes con aires imperiales, la prensa colombiana ha logrado mantener niveles encomiables de libertad y transparencia.

Desgraciadamente, hay excepciones.

Periódicos, emisoras o noticieros de televisión de reconocida trayectoria le han perdido el respeto a su misión.

Periodistas cuyos reportajes, investigaciones y columnas merecen respeto y admiración, de repente entregan lo más sagrado, la independencia.

No soy tan ingenuo de andar pidiendo objetividad.

Eso no existe. Pero la transparencia es indispensable.

El que una emisora de radio, tras años de criticar y cuestionar a una empresa, cambie su opinión en forma directamente proporcional al aumento de la pauta de dicha empresa en sus programas riñe con la misión de la prensa.

Así esa emisora trate de limpiar con el codo lo que derramó con la mano asumiendo una supuesta posición crítica de las costumbres clientelistas.

Lo primero es por pauta, lo segundo es busca de audiencia, ni lo uno ni lo otro por informar.

El que un periódico de alta circulación, tal vez el de mayor circulación, intente manipular la opinión con titulares maniqueos que riñen con la verdad es lógico en una dictadura, en donde ese periódico estaría  bajo en control del régimen pero inaceptable para un diario que se pregona independiente.

Ante el resultado electoral del domingo pasado el único titular inaceptable era el que anunciaba un triunfo arrollador del partido del presidente.

Eso no fue así.

Si quería anunciar su compromiso con la reelección lo ha debido hacer en un editorial, no en el titular a propósito de unas elecciones en donde hubo otros ganadores.

Para rematar, el que una reconocida columnista presente una “entrevista hecha a la medida con el Presidente” es una aberración.

Está en todo su derecho de anunciar, en su columna, su respaldo a la reelección y su convencimiento que acabamos de asistir a las más limpias elecciones de que se tenga noticia.

Pero que use su condición de reconocida entrevistadora para montar un publirreportaje con el Presidente es inapropiado, por decir lo menos.

Me explico: me duele que medios de comunicación resuelvan cantar las loas al presidente candidato y tapar la monstruosidad electoral que está detrás de la elección de los cinco primeros renglones para el Senado del partido del presidente.

Es lastimoso que, el  lunes, el titular haya sido “Ganó el partido de Santos en el Senado” cuando lo que pasó fue que ganaron cuestionables prácticas electorales.

Que en una entrevista se le pregunte al Presidente por la nueva composición del Senado y no por el sorprendente resultado de los senadores de su partido lo deja a uno pensando.

¿Qué tan aconsejable es la reelección?

Todo parece indicar que estamos ad portas de arrancar de nuevo, para un segundo período presidencial manchado  ¿Será que vamos a pasar de la Yidispolítica a la Musapolítica?

Todavía es tiempo de enmendar la plana.  Inch Allah.