Tragedia comediaEn ocasiones en la literatura o en el cine las mejores comedias, los más atractivos sainetes, se construyen sobre historias tan dramáticas que se tornan ridículamente chistosas.

Esta comedia en dos actos es uno de esos casos.

Juan Manuel UrrutiaPrólogo: Corría el año santo de 2010. En todos los debates previos a la elección del Presidente de la República, todos los candidatos presentan fórmulas para ejecutar una urgente reforma a la justicia.

Acto I: Elegidos, el Presidente y un Congreso a su gusto y medida, el primer mandatario organiza una coalición, la Unidad Nacional, que habrá de apoyar y de sacar adelante importantes reformas.

Cumpliendo su promesa el Gobierno presenta la reforma a la justicia mediante acto legislativo reformatorio de la Constitución. Se eliminarán prebendas y prácticas corruptas. Desaparecerán carruseles, componendas y puertas giratorias. No más impunidad. Viva la patria.

Los padres de la patria dedican sus mejores esfuerzos para completar los ocho debates, cuatro en comisiones y cuatro en sesiones plenarias. Se dan momentos cumbres, marcados por la elocuencia y la juris-sapiencia de congresistos y congresistas (diría el maduro). Dos ministros del interior y uno y medio de justicia, acompañan los debates y promueven las tesis e ideas del gobierno.

¡Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal! Bendita democracia que bien servida estás por estos devotos y dedicados padres de la patria.

Corría el año santo de 2012. Llegamos a la cumbre. Tras ocho debates tan solo falta un proceso de conciliación para consolidar los textos aprobados por las dos cámaras. Se nombra una comisión.

¡Sorpresa! Conforman la comisión ocho obscuros parlamentarios. Deliberan, transan, reciben ordenes e instrucciones desde las cloacas de las cárceles y desde las cumbres de las cortes.

En un acuerdo de hoy por mi mañana por ti, convierten la reforma en un esperpento que permitirá que cientos de políticos y de paramilitares salgan de la cárcel y que reforzará prebendas corruptelas y carruseles en las cortes.

Indignación. Renuncias. El presidente de la honorable Cámara de Representantes que debía revisar y firmar el texto conciliado confiesa que no lo leyó, pero firmó.

En una acto de dignidad el ministro de justicia reconoce su ineptitud y renuncia. El otro responsable, que estuvo de ministro de Interior y de Justicia buena parte del trámite, mira para otro lado y sigue haciendo casitas.

No hay remedio, hay que enterrar la reforma.

El Presidente la objeta y cuadran con el Congreso una componenda para enterrarla.

Acto II: Corría el año santo de 2014. El país va a elegir Presidente de la República. Con la justicia sin reformar los colombianos asistimos a la feria de los falsos testigos.

Itojyuku_themisA un tal Sigifredo lo capturan, lo condenan sin juzgarlo, lo acusan y luego tienen que echar para atrás y pedirle perdón

La justicia cojea y no llega. La impunidad y la inacción son rampantes. El fiscal permite que su amigo y financiador se vuele después de robarse billones de pesos de la salud. La contralora acusa, el fiscal persigue a la contralora. Los clientes de los abogados amigos del fiscal y de los magistrados se pasean impunes.

Los escándalos de magistrados y magistradas no cesan. Paseos, cruceros, polvos en carro oficial se repiten.

El Presidente que no fue capaz de reformar la justicia se hace reelegir en un país sin justicia. No importa cuando se firme La Paz habrá justicia.

El hecho más importante en materia de justicia es que lograron capturar y procesar a un hacker que iba a terminar el proceso de Paz.

No sabemos cómo pero el tipo era malísimo. Raro que el tipo trabajara en la campaña del rival del Presidente candidato.

Reelegido el Presidente, jueces y fiscales entran en paro. Los únicos procesos que siguen su curso son; el de la contralora enemiga el fiscal y el del candidato de la oposición a quien quieren vincular con un intento de desestabilización de las instituciones democráticas.

El ex presidente de la cámara que no leyó la reforma desafía la ley de la gravedad y termina de director del Departamento Nacional de Planeación, ojalá allá aprenda a leer.

Vemos a ladronzuelos de chocolatinas, asaltantes, violadores, a asesinos y sicarios, traficantes y raponeros todos conviviendo en el hacinamiento de las cárceles. Los amigos del poder impunes. Ladrones de cuello blanco hacen fiestas en sus hoteles de Cartagena, les avisan que los van a agarrar y se vuelan del país.

Nuevo acto legislativo para el equilibrio de poderes. Presentan un sancocho de reforma política que incluye unos artículos para resolver lo más apestoso de un sistema judicial maloliente.

Aparece la denuncia, magistrados y congresistas vuelven a sus andares. Prebendas y componendas son denunciadas, los magistrados se defienden, los congresistas callan.

Pelea de magistrados. El uno acusa al otro de pedir platica para torcer una sentencia. Lamentablemente investigará la Comisión de la Impunidad, llamada de acusaciones, de la Cámara de Representantes.

Epílogo: El honorable Consejo de Estado en votación abrumadora exonera a los miembros de la comisión conciliadora, ahí no pasó nada.

La celebración de tan notorio acto de grandeza tendrá lugar en Miami, ofrecida por Palacino y Maldonado, invitados de honor los conciliadores, la justicia estará representada por unas modelos de Playboy, eso sí con los ojos vendados.