BirdLlegó uno de los malos a La Habana. Si algún guerrillero de las FARC tiene un prontuario de crímenes de lesa humanidad, ese es alias El Paisa.

La indignación cunde entre las huestes que critican el proceso de negociación, a quienes yo me niego a llamar enemigos de la paz, pues me parece un mote simplista. El senador Uribe nos recuerda desde su cuenta de twitter cada uno de los crímenes de la columna Teófilo Forero, comandada por alias El Paisa. Sus seguidores se rasgan las vestiduras clamando impunidad.

A mí el caso de alias El Paisa no me desvela. Ese es un muy buen candidato para ver qué tal funciona la justicia transicional y cuál puede ser el papel de la Corte Penal Internacional ante la temida impunidad.

Paloma_SancochadaEn la otra orilla, los defensores del proceso, a quienes pese a que se coloquen el pájaro en la solapa me niego a llamar defensores de la paz, nos explican que la llegada de alias El Paisa a “la mesa” refresca el proceso, pues significa la inclusión de unos de los comandantes más guerreristas en la negociación.

Ni tanto que queme el santo ni tan poco que no lo alumbre, diría mi mamá.

No es cierto que la mera participación en la mesa de negociación se traduzca en inmediata impunidad. Aún con un proceso de justicia transicional blando en las penas, un personaje como El Paisa tendría que confesar, denunciar, reconocer, pedir perdón y reparar a sus víctimas, haya ido a La Habana o no. Y le quedaría la espada de Damocles de la CPI colgando sobre su cabecita.

Tampoco me como el cuento que el tipo ese vaya a refrescar nada.

Su presencia debe tener otras explicaciones. El Paisa, y la Teófilo Forero, son los exponentes del ala guerrerista de las FARC, y muchos “analistas” manifestaban reservas sobre el compromiso de estos sectores con el proceso. Su llegada a La Habana tendría el propósito de demostrar unidad de mando y de compromiso por parte de “la guerrillerada”. Eso es válido. No creo, sin embargo, que acelere la firma de los acuerdos.

Al otro lado de la mesa, frente al Paisa van a sentar al lagarto mayor, senador Roy Barreras. La llegada de este típico político-veleta es, según el Gobierno, para explicarle a los negociadores de las FARC, las leyes que se están expidiendo y que a ellos no les gustan ni poquito. No creo que los vacacionistas de La Habana haya que explicarles nada. Creo eso sí que nos va mejor con el lagarto meneando el rabo en La Habana que aspirando a la repartija burocrática que se avecina como resultado de la renuncia de la dotora María Lorena.

No veo ninguna explicación plausible del desarrollo de estas noticias. No creo que la firma de los ansiados acuerdos esté más cerca por cuenta de la llegada de tan ilustres participantes al veraneo. El Paisa llevó novia y todo.

Tampoco entiendo por qué la salida de la doctora María Lorena le permite al presidente re organizar su equipo para conformar un “gabinete para la paz” ¿acaso el gabinete actual es, o era, un gabinete para la guerra?

A mí me parece que a punta de esgrimir la paloma esa para explicar todo a todas horas van a sancocharla.

Va a terminar como el pollo cuando lo cocinan demasiado, imposible de masticar y tocará tragar entero.

Lo malo es que cuando uno traga entero se puede atorar, y asfixiar.

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