Mi primera reacción, como la de muchos, ante la convocatoria que hacen las centrales obreras, los maestros, los estudiantes, las unas y los unos, las otras y los otros, artistas, columnistas y claro está pescadores de votos en río revuelto, es en lenguaje popular ¿y eso paqué?

Hace un par de semanas el paro era para protestar por un supuesto “paquetazo” de medidas que el Gobierno había tomado o iba a tomar, había anunciado o iba a anunciar, todas dictadas por el FMI y la OECD.  

O sea, el paro era porque a los organizadores no les gustaba ¿Qué?

¿Una reforma pensional inexistente, otra laboral también inexistente o el aumento de la edad de pensión, o la disminución del salario mínimo?

Nada de eso ha sucedido.  El Gobierno ha dicho insistentemente que nada de eso es cierto.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaDesde su cómodo sillón de periodista privilegiada, la columnista María Jimena Dussán invita al paro aduciendo que este Gobierno es enemigo de la Paz.  La acompañan los progres de siempre, esos que no han superado la derrota en el plebiscito y que pretenden achacarle al Gobierno de Duque la descomposición del panorama de seguridad en las zonas invadidas por cultivos de coca en donde impera la violencia impuesta por las bandas criminales, los grupos residuales y las “disidencias” de las FARC todos ellos financiados y armados por carteles internacionales de tráfico de cocaína. 

Los congresistas que hace una semana se rasgaban las vestiduras por la presencia de menores de edad en un campamento bombardeado por las FFAA a quienes culpaban de su “asesinato”; ayer desbarataron el quorum para que no se pudiera aprobar el proyecto de Acto Legislativo por el cual se determina que los delitos sexuales contra menores de edad en el marco de cualquier situación de conflicto son de exclusivo conocimiento de la justicia penal ordinaria.  Hipócritas.  Y el 21 de noviembre salen a marchar en defensa de ¿qué?

Para muchos es el paro de la mentira.

El jueves pasado estuve en un maravilloso concierto de Rubén Blades.  Actuaba como telonero el prestigioso grupo Monsieur Periné.  Su cantante Catalina García resolvió aprovechar el pantallazo y hacer un discurso justificando la protesta e invitando a acompañar el paro.  Yo sentado en mi cómodo sillón de suite, pensé “esta gente no es de los que están con el paro, eso no le va a salir bien”.  ¡Qué equivocado estaba!  La ovación fue total y absoluta, los asistentes a la Arena Movistar, en donde las boletas son costosas, demostraron estar mayoritariamente por el paro.

Ante este panorama se suman al paro una manga de políticos oportunistas tratando de aprovechar todos los descontentos de una sociedad a la que esos mismos políticos oportunistas le han robado las oportunidades.

La convocatoria que puede resultar mentirosa ha tenido un eco masivo.  Por el paro están muchos.  Estar a favor del paro se volvió cool.  

El paro es contra un gobierno que se percibe mentiroso, incumplido y débil.  

El paro es contra el ¿de qué me estás hablando viejo? que muestra un gobierno desconectado.

Es un tema de percepciones.  El fracaso de la política internacional enfocada únicamente a derrocar a un maduro que está más fuerte que nunca y la ineptitud del ministro de defensa a quien unas FFAA corruptas, desmoralizadas y mentirosas se le salieron de las manos no han ayudado a mejorar la imagen de Duque.

El paro es contra un gobierno cuyo partido, el Centro Democrático, se muestra soberbio e incoherente.

El paro es contra la presencia de Uribe detrás de bambalinas. 

El paro es contra la corrupción, pero los corruptos también apoyan el paro.

El paro va a ser masivo.  Las marchas también.  Habrá vandalismo, esperemos que las autoridades hayan tomado las medidas necesarias para limitar sus efectos.  De poco sirve que el Gobierno y sus defensores insistan en una táctica errónea.  Meter miedo y decir que el paro es injustificado lo único que hace es hacerlo más atractivo.

Amanecerá el 22 y veremos.

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