Juan Manuel UrrutiaDesde el lunes pasado cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió su sentencia me encuentro como cuando uno cae sentado en un charco, anonadado.  Me siento estúpido, ignorante, vendepatrias, traicionero.  Pues a mi la tal sentencia no me parece ni tan mala ni tan injusta.

Veamos.  Colombia tiene unas islas, San Andrés, Providencia y Santa Catalina y unos callos a una distancia de un poco más de cuatrocientas millas marítimas de la costa continental.

Esas Islas quedan a muchísimo menor distancia de la costa  continental de Nicaragua.  Colombia y Nicaragua tenían un litigio de fronteras marítimas desde mucho tiempo atrás.  Por ahí vi que el tema ha sido atendido por todos los cancilleres de la República desde 1969.

En algún momento, inteligentemente y fiel a una tradición de muchos lustros, Colombia aceptó superar el litigio y llevar el caso a la CIJ.  Desde el momento en que Colombia aceptó llevar el tema a la CIJ era evidente que en el mejor de los casos algo de “territorio marítimo” que Colombia consideraba como suyo pasaría a ser nicaragüense por decisión de la CIJ.

Eso era inevitable.  Miren no más el mapa.

En el año 2007 el Presidente de Colombia, Alvaro Uribe, en una cumbre del Grupo de Río, le dijo al Presidente Daniel Ortega, palabras más palabras menos “tranquilo Presidente esperemos el fallo de la CIJ que Colombia se compromete a respetar”.

Salió el fallo y el ahora ex presidente Uribe sale a encabezar la reacción patriotera en contra del fallo y llamando al Gobierno a defender nuestra soberanía y desconocer ese fallo que él se había comprometido a respetar, tirando así por la borda más de cien años de tradición diplomática colombiana.   Pero eso a mí no me sorprende, Uribe se ha vuelto así.

A él el territorio, la paz, le importan un comino, él tiene que ganarle la mano a Santos, siempre, el país que se joda.

Lo que me sorprende es que los medios de comunicación, muchos “analistas” y hasta nuestra canciller hayan resuelto que no debemos respetar el fallo.  No entiendo.  Hasta el Domingo en la noche el discurso del Gobierno era que fuese cual fuese el resultado le fallo se respetaría.

Lo que me tiene anonadado es que al Gobierno y a la canciller y a todos sus asesores, muy brillantes ellos, los haya sorprendido tanto el fallo.  Que no hubiesen considerado la posibilidad de que el fallo saliera así o peor.  Que no hayan tenido un plan de contingencia para tal eventualidad.  No puedo creer que con semejante equipo de lujo, se les haya olvidado pensar.

Entonces sale la sentencia, diferente al sueño erótico de nuestros internacionalistas que creyeron que porque ellos lo alegaban, Colombia iba a seguir ejerciendo soberanía en el mar territorial que en justicia le corresponde a Nicaragua, y en lugar de tener preparada una explicación coherente y un plan de negociación de derechos de paso para nuestros pescadores el Gobierno de Colombia, como en el himno, “la virgen sus cabellos desgarra en su agonía”.

No.  Así no es.

Malo que hubieran trazado la línea divisoria al este del archipiélago.  Todo lo que quede al oeste del archipiélago, así sea una cuarta, una cuadra, una milla, es positivo para Colombia.  El trazar la línea en el paralelo 82 es una sentencia salomónica que le reconoce a Nicaragua, en justicia, unos derechos.

Sorprende que la primera sorprendida sea la canciller que había anunciado la posibilidad de una sentencia salomónica.  Sorprende que la cancillería no hubiese considerado ese muy posible escenario.  Sorprende que tras décadas de litigo, de argumentos, de estudios, salga la sentencia y el Gobierno de Colombia a improvisar.  Triste que cuando era el momento de ser grandes, de respetar nuestra tradición estemos saliendo con ese chorro de babas.

Me pregunto ¿y como se hace para no  respetar el fallo?

¿A punta de corbetas quemando combustible y navegando por el paralelo 82 protegiendo pescadores que podrían pescar en otra parte?

Les pregunto ¿tenían ustedes noticia de la industria pesquera raizal de San Andrés y Providencia? Y finalmente ¿no será que nos va mejor buscando un acuerdo de derechos de paso y de pesca con Nicaragua?  O ¿será que todo esto es otro episodio de la pugna entre Uribe y Santos?

O será que lo sorprendente es que yo sea tan poco inteligente que no entendí nada.

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