giphy-2Uno pensaría que la paz en un país se define en procesos serios, centrados, complejos.

Juan_Manuel_UrrutiaHasta que llega a Colombia y se entera uno que eso se puede hacer de una manera un poco más folclórica.

Veamos un poco como ha sido el cuento.

El conflicto en Colombia ha tenido varios actores, unos ya amnistiados perdonados elegidos y respetados. Otros desmovilizados, condenados, extraditados y convertidos en cantantes profesionales. A quien les quiera oír le cantan las alianzas que tuvieron con políticos y empresarios y como en los corridos, el 10% es cierto y lo demás, paja, pura paja. Oros reciclados de movimiento revolucionario a cabecilla paramilitar y ahora a eso que laman las bandas criminales BACRIM.

Luego están las FARC y el ELN. Terroristas, narcotraficantes, secuestradores para unos. Rebeldes para otros. Y como todo en Colombia, ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario.

Desde 1982, cada gobierno con su propio estilo ha buscado cerrar un acuerdo de paz. Unos con más y otros con menos éxito. Llegó el año 2002 y los colombianos elegimos un gobierno que nos dijo, estos tíos no quieren la paz vamos a someterlos, y fracasó, no sometieron a nadie.

Entonces en 2006 el mismo gobierno dijo a estos tíos los tenemos de un cacho. A punta de trampa cambiaron la constitución y nos dijeron si nos reeligen los sometemos. Y nada, no sometieron a nadie.

Ya por 2009 entendieron que no habían sometido a nadie y trataron de hacerse reelegir de nuevo. No pudieron. Llegó el candidato Santos que había estado sometiendo y ganó porque de pronto el si los sometía.

Él que no es nada pendejo entendió que a esos tíos no los somete nadie. Se les puede golpear, reducir, apretar. Pero con la ayuda de sus cómplices venezolanos en el poder, se vuelan, descansan, cargan las baterías y se des someten.

Entonces dijo vamos a buscar un acuerdo de paz, como en 82, 86, 90 y 98. Entre 94 y 98 la única paz era con los narcos que financiaron al presidente bojote.

Organizó unos diálogos de paz con las FARC. Ese proceso de diálogo sentaría las bases para construir la paz. Lo que propuso sonaba serio, discreto y concreto.

Pero estamos en Colombia. No ha sido muy serio que digamos. En cuanto a discreción, es más discreta una bailarina exótica. Y hasta donde estamos informados mucho se ha concretado pero no hay nada concreto porque queda mucho por concretar.

Los sometedores siguen hablando de sometimiento y para ellos si uno no somete a los terroristas ellos lo someten a uno.

Para rematar el presidente, que quería seguir siendo presidente, convirtió el proceso de diálogo en proceso de paz, se sacó una paloma de la cachucha que usa para jugar golf, se colocó una camisa de corredor profesional de carros, llena de logos, y se colocó la paloma en la solapa.

Se hizo re elegir con el discurso de la paz. Acusó y logró que un fiscal chisgarabís y mediático persiguiera sin piedad a los enemigos de paz, con hackers inventados y procesos montados.

Se comprometió tanto con su paz que dio la impresión que firmaría cualquier cosa con las FARC con tal de mostrar que había firmado su paz.

Así llegamos a la fecha en que se firmaría la paz y nada de firmas.

Pasado el 23 de marzo tirios y troyanos comentaban que el proceso estaba enredado. Las FARC habiéndole visto las ganas al presidente se desmandaron en pretensiones.

Así no firmo, dijo. Llegó Obama a la Habana y todos como en una fábula de Pombo se fueron a la francachela y a la comilona. Concierto de los Rolling Stones y partido de béisbol.

Y de pronto zaz.

El ELN que no había querido participar del proceso, acepta sentarse a una mesa de diálogo. Las FARC rectifican la plana y les bajan el tono a sus pretensiones.

giphyY el proceso retoma un camino esperanzador.

Ojalá esta vez nos alejemos del folclor, de los excesos mediáticos y se dediquen a construir un acuerdo que es posible, pero sobre todo indispensable, para que ya con los rebeldes desmovilizados, los colombianos podamos dedicarnos a construir la paz, tarea que nos tomará tiempo, energía y recursos que no se deben seguir dilapidando en babosadas mediáticas.