New York Times on Colombia
The New York Times

Llevo ocho días cocinando esta columna.  He tratado de respirar tres y cuatro y hasta cinco veces para no escribir con la rabia que me produce cada noticia de un nuevo saqueo, de un nuevo acto de vandalismo o de un nuevo exceso de la fuerza pública.  El Valle del Cauca paralizado.  Siloé campo de batalla.  El sur de Bogotá encendido por asesinos que llegan al extremo de intentar incinerar a 15 policías encerrados en un CAI.  Bloqueos donde asesinan bebés o donde le exigen una “vacuna” de treinta mil pesos a un muchacho que va en su cicla de regreso de su trabajo por el que le pagan el salario mínimo. Mientras tanto, nosotros los privilegiados desde nuestras lujosas viviendas, vemos aterrados el salvajismo que se ha apoderado de nuestro país, el pueblo enardecido se enfrenta con el pueblo uniformado, y los muertos los ponen ellos. 

El 28 de abril empezó este calvario.    Convocado el paro nacional, salieron muchos a protestar y pocos a romper.  Ganaron los que rompen, matan, vandalizan.  Todo en protesta contra una reforma tributaria que nació muerta.

Juan Manuel Urrutia

La gente está furiosa, desesperada y su rabia es el caldo de cultivo perfecto para excesos y desmanes.  Habrá vándalos, agitadores extremistas que azuzan, pero no todas las violencias son actos de terroristas entrenados.  Pretender que todos los manifestantes son vándalos, que todo acto de bloqueo de una vía, como forma de expresión popular, es terrorismo, es tapar el sol con las manos.  Hay gente que saquea por hacer daño y hay gente que saquea por hambre.  

La respuesta del gobierno del presentador los puso a todos en el mismo canasto y apoyado en el ministro de guerra, Molano, ordenó desatar una ola represiva que emula a sus colegas de Myanmar y Venezuela.  Están disparando a matar sin mediar palabra reportan periodistas serios como Fernando Posada y Vanessa de la Torre.  Sergio Fajardo, Francia Márquez, Juan Manuel Galán y otros miembros de la Coalición de la Esperanza le piden mesura al gobierno.

El ministro de guerra ha categorizado a un pueblo hastiado como vándalos al servicio de los intereses de los grupos armados organizados.  Desde el Ubérrimo, el jefe de todos ordena dispararle a la gente y recurre a la figura neonazi de la revolución molecular disipada.  Con esas tres palabras Uribe define a quien proteste legítimamente como un revolucionario al que hay que destruir. 

Primero reprimo.  

Así pasan el miércoles, el jueves, el viernes, el sábado, el domingo. El paro sigue, los vándalos y criminales hacen su agosto.  Enviados a la calle a defender el “establecimiento” soldados y policías no ven sino enemigos.  Le disparan al que baila, al que canta y al que saquea.

El presentador, pudiendo haberlo hecho antes, se esperó hasta el lunes cinco días para retirar la tal reforma tributaria.    Días de incendio social, días de saqueo, días de violencia del Estado, días de desgobierno.  

Ante el fracaso de la represión el presentador presidente pretende apaciguar la ira popular cambiando ministros sin cambiar ministros, el de hacienda sale, el de comercio pasa a hacienda y el vice de hacienda pasa a comercio.  

El paro sigue, los saqueos, bloqueos y actos vandálicos siguen.

El presentador presidente anuncia el inicio de un diálogo, reuniéndose en su palacio/estudio de televisión con los líderes de los partidos de la coalición.

El lunes 3 de mayo el programa de televisión Prevención y Acción y su presentador continúan hablando de un país en donde los “manifestantes” están poniendo a toda la población en riesgo.

Caída la reforma tributaria, el paro sigue.  Los ánimos se han ido caldeando.  Los focos de violencia se multiplican.  Aparecen los oportunistas tratando de pescar en río revuelto, poniendo sobre la mesa reivindicaciones o demandas inviables, el memorial de agravios crece.    

La reunión de la coalición y el enroque de ministerios no parecen ser las medidas necesarias para aplacar los ánimos.

La protesta sigue y se manifiesta de la forma más horrenda.  Actos vandálicos y bloqueos de vías llevan a la gente del común a situaciones de desesperanza.  Quienes apoyan la protesta centran sus comentarios, trinos y mensajes en la violencia policial.  El gobierno centra sus comunicaciones en la denuncia de bloqueos y actos vandálicos.  Los medios de comunicación son la caja de resonancia para unas y otras quejas.

El presentador presidente y sus ministros se niegan al diálogo y embisten contra la protesta estigmatizando a quienes la ejercen.  Es cierto, esas vías de hecho son inaceptables.  Quienes las ejercen están dispuestos a todo y la violencia del Estado no las va a disipar.  Preocupa que con cada día que pasa quienes incitan y aplauden la violencia van ganado espacio y se va cerrando la puerta a una solución que no sea extremista.   

El artículo del NYT presenta una terrible radiografía de lo que ha estado sucediendo.

Tras ocho días de protestas, la mayoría pacíficas, pero manchadas con terribles actos de vandalismo, el presentador presidente invita a su palacio estudio de televisión a sus amigos de los gremios, seguramente les dieron pandeyucas, como en tiempos de Ospina Pérez.  Por segundo día suspende su programita de televisión, que igual nadie miraba.  Encarga a su comisionado de paz para que coordine la mediación.  

El país pide gobierno.  Unos piden diálogo amplio y constructivo, otros piden más plomo como el alcalde de Pereira.

En la noche del miércoles, van ocho días de paro, en Pereira, civiles atacan a una marcha pacífica en el puente César Gaviria, resultado, un estudiante a quien se le ha diagnosticado la muerte cerebral.

En esa misma noche circula en varios chats de ganaderos y mayordomos de fincas de la sabana de Bogotá la siguiente perla:

Señores transportadores de la sabana…. A partir de las 0 horas del día 6 de mayo del 2021 todo carro de cualquier tipo de carga que se vea transitando en los municipios Sopó, Tocancipá, Gachancipá, Zipaquirá, Cajicá, Guasca, Guatavita, Chía, Sesquilé, La Calera, La Vega, La Punta, Pacho, Subachoque, Faca, El Rosal, Madrid, Cota, Tabio, Tenjo etc, En todos los municipios sabana norte, serán declarados objetivos militar aliado del gobierno y se atenderá a las consecuencias , se les recuerda no se le perdonará a ninguno *si no colabora con el paro quédese en casa”.

Hoy jueves 6 de mayo, noveno día del paro, el municipio de Madrid Cundinamarca amanece bloqueado.  En la noche del miércoles un locuaz “líder” convocaba a esos bloqueos.

Seguimos acorralados.  Seguimos desgobernados.  Lo mejor que puede hacer el gobierno del presentador es convocar a una reunión con los organizadores del paro el lunes 10 de mayo, raro a esa reunión no convocan a representantes de los jóvenes que están liderando la protesta y que ya han dicho que el comité del paro no los representa.

¿Y qué va a pasar el jueves, el viernes, el sábado y el domingo?

¿Por qué hasta el lunes?

¿A ver si se cansan?

Imaginemos que, en la noche del 28 de abril, el presentador anuncia el retiro de la fallida reforma tributaria y la reorganización del gabinete invitando caras nuevas, nuevos pensamientos en lugar de hacer enroques pendejos.  Imaginemos que el presidente invita a los que están en la calle protestando a sentarse a hablar, como dijo anoche plagiando a Álvaro Gómez Hurtado (QEPD), para discutir una “agenda sobre lo fundamental”.  Imaginemos al ministro de guerra dando instrucciones para que las fuerzas de orden mantengan la cordura en lugar de mandarlos a reprimir a sangre y fuego a quienes califica de infiltrados pertenecientes a grupos armados.  Imaginemos al presentador presidente convocando a quienes podrían mediar, póngale Usted querido lector el nombre que quiera, a que le ayuden a corregir la plana y a participar en la construcción de esa “agenda sobre lo fundamental”.  Imaginemos que el presentador entiende que no puede pedirle a quienes protestan contra su gestión que acepten como mediador a uno de sus alfiles.

Eso sería gobernar, eso sería cumplir su juramento constitucional.

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