Pongase las pilasHe tenido la suerte de dirigir una fundación que entre otros programas tiene uno dedicado a financiar los estudios superiores, técnicos y universitarios, de jóvenes que sin esa financiación no tendrían acceso a las Universidades.

Tras cuatro años de estar a la cabeza de la organización he sido testigo del progreso de los que han aprovechado la ayuda financiera para obtener títulos profesionales.

Los casos de éxito son frecuentes.

Juan Manuel UrrutiaSon varios los profesionales con cargos bien remunerados en grandes empresas y muchos los jóvenes emprendedores que empiezan a ver el éxito de su dedicación.

Todos sus testimonios tienen un elemento común. Su vida y la de sus familias cambiaron al haber tenido el privilegio de acceder a estudios universitarios.

Y es que los estudios universitarios son un privilegio en todas partes.

Esta semana en otras circunstancias conocí dos casos de golfistas profesionales. Ambos igualmente talentosos, al fin y al cabo pertenecen a la élite de los mejores quinientos jugadores del mundo.

El uno no tuvo la suerte de acceder a una beca universitaria y tuvo que luchar para llegar al circuito de primer nivel, en el que brillan jugadores como Tiger Woods o Camilo Villegas y muchos otros. Tiene 39 años, es casado, tiene dos hijos. Se esfuerza y lucha para mantenerse en una profesión sumamente difícil.

El otro tuvo la suerte de ser reclutado por la prestigiosa universidad de Standford.

Tiene veintidos años, acaba de graduarse en Junio de 2014. Ayer ganó su primer título como golfista profesional y se le augura un futuro de estrella del golf, ganador de varios torneos y seguramente multimillonario antes de los treinta años.

¿Talento? Ambos ¿Oportunidades? Juzguen Ustedes.

La semana pasada surgieron cuestionamientos al programa “Ser Pilo Paga” por medio del cual diez mil jóvenes de escasos recursos, los que mejores resultados obtuvieron en las pruebas “Saber”, el famoso ICFES, obtuvieron becas para ingresar a las mejores universidades del país.

Las críticas llovieron de todos los costados. La columna dominical de María Isabel Rueda las resume bastante bien.

Uno no entiende muchas de las críticas.

Claro que la idea en la sociedad perfecta es que todos tengan acceso a las mejores universidades y que los que no puedan pagar lo hagan en forma gratuita.  Claro que si todo fuese perfecto el Estado debería subsidiar la Universidad Pública y que esta debería ser competitiva.

Pero no es así.

La Universidad Nacional es una gran universidad pero se está cayendo, infiltrada por vándalos.  No qué decir de la Pedagógica o de la UPTC en Tunja de donde los únicos que salen son expertos en papas explosivas y disturbios callejeros.

Y mientras se hace la reforma que permita una seria mejoría de la Universidad pública a donde los quinientos mil jóvenes bachilleres pilos y menos pilos tengan acceso, no veo por qué no se puede hacer un esfuerzo para brindarle la oportunidad a los diez mil más pilos.

A veces se me ocurre pensar que hay quien prefiere un país pobre y conflictivo porque es el caldo de cultivo para sus ambiciones políticas o el terreno ideal para sus elucubraciones intelectuales.