Por sus actos los conocerás. Yo pensaba que era de bruto, de inepto. No.  Es porque es muy obediente.

Al presentador presidente le han dado la orden de organizar desde la Casa de Nariño un gobierno autoritario, con todos los elementos de las peores dictaduras.  Cada día se parece más a Hugo Chávez.

Abusa del poder, escudado detrás de “LA PANDEMIA”, con su programa de televisión “Prevención y Acción” dilapidando los recursos del Estado para mantener a la población informada.  ¿De qué?

Tras más de 269 emisiones del programa de televisión los colombianos no sabemos si los bares pueden operar o si sólo los gastrobares pueden operar.  O sea, no sabemos si podemos ir a un establecimiento a tomarnos una copa de vino o si para que nos sirvan la copa de vino tenemos que comernos una salchipapa o una pizza.

Tras más de 269 emisiones del programa de televisión los colombianos no sabemos si finalmente se requiere la famosa prueba PCR para viajar al país o si no se requiere.

Pese a que ayer se “filtró” una resolución del ministerio de hacienda, los colombianos no sabemos ni cuándo ni cuántas vacunas va a haber.  Lo que dice la resolución es que se autoriza la compra.  Mientras países más serios ya anunciaron contratos con productores, con volúmenes concretos y fechas de entrega, el presentador presidente presenta al ministro de salud que dice “ya casito les contamos como va a ser lo de la vacuna” y ante los cuestionamientos sobre el tema, filtran una resolución que no dice si las compraron, si las van a comprar o si apenas las están negociando.

Pero el presentador presidente sigue tan campante.  Haciendo lo que le ordenan desde El Ubérrimo o desde donde se encuentre el caudillo.

En el más puro estilo de los tiranos, el presentador presidente obedeciendo las instrucciones del caudillo ha resuelto que su partido debe controlar las ramas del poder público.  Ya hizo elegir en un congreso al borde de un coma diabético por tanta mermelada a un contralor, a un defensor del pueblo, un fiscal y a una procuradora de bolsillo.  

Ayer ese mismo congreso eligió siete magistrados para conformar la Comisión Nacional de Disciplina Judicial que reemplazará al tristemente célebre y muy corrupto Consejo Superior de la Judicatura.  Era una oportunidad dorada para empezar a poner orden en casa.

Ni al presentador presidente ni al caudillo y mucho menos a congreso eso no les importa.  Ternado por el presidente y el caudillo, Juan Carlos Granados, llamado a juicio por corrupción en el caso Odebrecht, no solo salió elegido, sino que sacó la mayor votación en el congreso.    Esto pese a las denuncias y preocupaciones de organizaciones como Paz y Reconciliación.

El mérito de semejante personaje, ser amigo del Centro Democrático y del caudillo.

Y sigue tan campante el presentador presidente, haciendo su programa que ya nadie mira y por debajo de la mesa concentrando el poder en los amigos del caudillo.

Con el legislativo atragantado de mermelada tramitando y aprobando lo que manda el caudillo.  Con los órganos de control amordazados en manos de los áulicos del caudillo.  Con la Comisión Disciplinaria de la Justicia en manos de “amigos del partido del caudillo” convertida, como lo teme Paz y Reconciliación en el tribunal de inquisición de la justicia, en el que la herejía es cuestionar o investigar al caudillo y a su partido ¿en donde queda la separación de poderes?

El estilo de gobierno.

Así se gobierna desde la Casa de Nariño.  Los mayores logros de los gobiernos colombianos en materia de manejo de situaciones de emergencia han tenido lugar cuando no las maneja.   El FOREC y Colombia Humanitaria atendieron exitosamente, muy exitosamente, a las víctimas del terremoteo del eje cafetero de 1999 y de la ola invernal de 2010 y 2011.  La reconstrucción de las viviendas del eje cafetero, realizada por las ONGs y los “privados” coordinados por el FOREC fue extremadamente exitosa.  Bajo la dirección de Cecilia Álvarez, el Fondo de Adaptación perdió el rumbo, se convirtió en una entidad pública y ha fracasado en los grandes proyectos de reconstrucción como Gramalote y las obras del Canal del Dique, por ejemplo.

Pero el presentador presidente y el caudillo no creen en nada.  Para ellos el Estado y las arcas del Estado son para el beneficio de su partido y de su coalición.   Desde hace varios meses ha circulado el rumor de que, pese a los ingentes esfuerzos de las directoras del ICBF, desde la dirección del Departamento de Prosperidad Social se reparte la burocracia del Instituto a los políticos amigos del Gobierno.  Se dice que bajo la dirección de Susana Correa el Departamento de Prosperidad Social es entre otras cosas una fábrica de mermelada.  

Al presentador presidente no le importa.  La reconstrucción e Providencia es una oportunidad que no puede desperdiciar y entonces en contravía con las experiencias exitosas del pasado nombra a la mermeladera mayor para la reconstrucción de Providencia.  Las comunidades no están convencidas.  Eso no podía salir bien.

  

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