Primera vuelta ColombiaHacia las cuatro y media de la tarde, ayer, tuvimos una luz de esperanza, Fajardo parecía haber logrado colarse a la segunda vuelta. Rápidamente se disipó.  Quedaron Duque y Petro.

La elección que acaba de pasar trae muchas noticias alentadoras

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaPese a los negros nubarrones de fraude que anunciaba Petro, en su demente discurso populista, a las cinco y media de la tarde los colombianos conocíamos la tendencia definitiva del resultado de la primera vuelta.  En tan sólo ciento ochenta minutos la registraduría entregaba un resultado que derrumbaba toda sombra de duda.  Cada quién dirá pensará lo suyo.  Yo pienso que el Estado colombiano, con su Gobierno a la cabeza ha dado una maravillosa demostración de transparencia y de capacidad.

https://presidente2018.registraduria.gov.co/resultados/html/resultados.html

Históricamente, después de cada elección aparecía el lugar común, fueron más los que no votaron que los que sí.

¡Pues no!  Esta vez fuimos más los que votamos.  La participación superó la barrera del 50% para ubicarse en 53.38%. Diecinueve millones seiscientos treinta y seis mil setecientos catorce votantes dejaron la copa medio llena.

En los corrillos de los días antes de las elecciones sonaba con mucha fuerza le noción que las encuestas estaban equivocadas pues no medían la “maquinaria”.  Los partidarios de Vargas Lleras estaban tranquilos porque esa “maquinaria” le aseguraría un lugar en la segunda vuelta.  Resulta que la mentada “maquinaria” se trabó o se quedó guardada y Vargas Lleras obtuvo un resultado paupérrimo.

Todas las firmas encuestadoras acertaron. Cesar Caballero se jugó el prestigio ganado por la seriedad de su empresa Cifras y Conceptos y perdió estruendosamente, su inentendible modelo de pronóstico fracasó. Eso demuestra que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.  No se pueden mezclar las almas tibias con las almojábanas.

Vamos pues para la segunda vuelta.  En tres semanas estaremos eligiendo el presidente que tendrá que recibir lo que deja Santos.  Ya tendremos tiempo para analizar qué es lo que deja.

Es muy posible que para la segunda vuelta la participación se sitúe cerca de los 19 millones de votos.  Me atrevo a pensar que serán un poco menos, pero nada significativo.  Entonces el ganador deberá obtener más de 9,500,000.  Tanto a Duque como a Petro les queda camino por recorrer.

Un primer borrador de análisis hace pensar que Duque será el heredero de los votos de Vargas Lleras. ¿Todos? Quién sabe. ¿Muchos?  Seguramente.  Pero eso no le alcanza.

El desastre de la votación por De La Calle saca de la ecuación un aporte significativo del partido liberal oficialista.  Esa gente no cuenta.  Pero los líderes regionales de ese partido sacaron dos millones de voto en las parlamentarias y algo tendrán que decir.

Los colombianos tenemos que escoger entre dos candidatos que están en los extremos del espectro.- Cualquiera de los dos tendrá que atraer a los más de cuatro millones que escogimos una opción de centro.

¿Moderarán su discurso?  O por el contrario ¿lo harán más extremista?

Amanecerá y veremos.  Yo por ahora no me atrevo a hacer un pronóstico.

En mi caso personal, me cuesta trabajo verme votando, el 17 de junio, por alguno de los dos.

Si quiere mi voto Duque me tiene que mostrar que el “todo vale” no es lo suyo.  Que en su gobierno las tendencias extremas de Fernando Londoño y Alejandro Ordoñez no tendrán cabida.  Que los tejemanejes de siniestros personajes como José Obdulio no estarán presentes. Eso le va a costar trabajo.  Si quiere mi voto Duque me tiene que demostrar que está comprometido con los cambios que la opción de centro que apoyé ha propuesto para hacer viable una Colombia que anda dando tumbos.

SI quiere mi voto, Petro me tiene que demostrar que no es Petro, y eso le va a costar mucho más trabajo.

Anoche pensaba que el gran riesgo de un triunfo de Petro es que él ha demostrado que no cree en las instituciones. Se me ocurrió que ese maravilloso escenario democrático que vivimos ayer se puede derrumbar con un triunfo de Petro y que si gana las elecciones de 2018 estas podrían ser las últimas verdaderamente democráticas en muchos años.

Puedo decir con tranquilidad que por Petro no voto. Por Duque, de pronto.  El voto en blanco es una opción.