Juan-Manuel-2Segunda parte de Recuerdos de un niño bien. Aquí la primera parte.

Siguiendo la definición de mi yerno, fuimos adultos contemporáneos entre el año 1980 y el nuevo milenio.

En esos tiempos importaron más los hijos, el trabajo, la carrera, hacer plata para unos, hacer cosas para otras.

La vida me dio la suerte de permitirme hacer cosas.

Desde 1982 estuve metido en lo público y en temas sociales de salud pública.

Fui adulto contemporáneo en muchos países. Del 89 al 98 conocí el mundo.  Antes como todo miembro de la élite, salvo un viaje a la China, tan solo conocía los EEUU y Europa, ala mi chino.

Viví de cerca dos procesos de paz de los cuatro o cinco (ya perdí la cuenta) que ha tenido Colombia.

DENGConocí la China de Deng Xiao Ping, en 1982. Nadie hubiese pensado posibles las transformaciones que han ido sucediendo.

Celebré el nobel de Gabo en una exposición de arte contemporáneo, la FIAC, en Paris. Gran rumba.

Celebramos la caída del muro de Berlín, el fin de la guerra fría, la llegada de la “democracia” a la  URSS.

Vimos con horror el fin de la Yugoslavia de Tito y la guerra de los Balcanes.

Conocí un México mágico. Conocí la falta de esperanza en Haití. La pobreza digna en Madagascar.

Lo peor del género humano en Ruanda y Burundi, a donde fui a dar para apoyar el trabajo de una ONG en un campo de refugiados Tutsis que fueron víctimas de una incursión de los Hutus que dejó más de un centenar de muertos.  Todavía me erizo con el recuerdo de esa guerra que dejó más de un millón de muertos.

Participé en los primeros esfuerzos serios por entender las costumbres sexuales que llevaron a algunos países de África oriental a sucumbir ante la pandemia del VIH/SIDA. Condom-protection

También en los primeros programas serios de prevención.

Viví de cerca los éxitos de los ugandeses que lograron bajar la prevalencia del VIH/SIDA de cerca de 20% a menos de 7% en quince años. También conocí la criminal desatención al problema por parte de los “cuadros” de la ANC en la Suráfrica de los noventa, en Suráfrica el 25% de la población es cero positiva.

Repartimos, distribuimos, vendimos muchos condones.

Me tocó la final del mundial de rugby de 1995, la de Invictus, en un bar de Nairobi. A blancos y negros la actitud y la presencia de Mandela nos sacó las lágrimas.

Regresé a Colombia en 1998 para vincularme al Gobierno y tuve la suerte de vivir la más maravillosa institución que he conocido, el ICBF.

Me tocó el Caguán y conocí el descarado cinismo de las FARC.

Con niños combatientes
Con niños combatientes

Celebré la llegada del milenio lleno de esperanza.

 Adultos

Imagino que en la definición de mi querido yerno, en algún momento entre el año 2000 y hoy hice la transición de adulto contemporáneo a adulto ¿extemporáneo?

Esa transición puede tener un elemento definitorio: las decepciones.

Se convocó una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los temas de infancia que debía tener lugar en octubre de 2001. En calidad de delegado del Gobierno de Colombia participé en sesiones preparatorias en las que descubrí que la comunidad internacional da asco. En un momento tuvimos que enfrentar una alianza entre los Estados Unidos, el Vaticano y un grupo de países árabes como Irán y Arabia Saudita en contra de la educación  sexual para las niñas.

Vino el nueve-once. Se aplazó la sesión especial. Todos nos volvimos sospechosos.

Nunca voté por Álvaro Uribe pero celebré su elección y los éxitos iniciales de su  política. Fue el mejor y el peor presidente que ha tenido Colombia. La admiré entonces pero hoy me ha decepcionado.

Creí, por mi experiencia en algunos países africanos, que la llegada del milenio vería el despegue del continente.

Regresé a Suráfrica para conocer la corrupción y el desgobierno de la ANC post Mandela, y el deterioro, el desastre de Zimbabwe.

Los horrores del Congo. Algunas contadas excepciones en Ghana y Zambia.

Pero la vida me ha dado la suerte de permitirme cumplir con el propósito de tomarla suave a partir de los sesenta.

He podido entonces pasar más tiempo en compañía de Wikipedia y apoyado en el permanente acceso a toda la información que uno pueda digerir.

Las cosas pasan tan rápido hoy en día.

La Unión Europea fue la gran promesa del Milenio. Se está derrumbando.

La famosa primavera árabe llegó como un viento de esperanza y se ha ido convirtiendo en un horrible tornado de sangre y violencia en Siria y en Egipto. La comunidad internacional sigue siendo un asco, priman los mezquinos intereses comerciales de algunos países por sobre el derecho a la vida.

Yo me tardé unos años para entender que ni la defensa del Estado, ni la defensa de la revolución justifican la violencia.

tardi3Lamentablemente ese no es el caso de muchos que están en posiciones de poder y de muchos otros que quieren llegar a posiciones de poder. Nos seguimos matando, masacrando con la estúpida excusa que esta es la guerra que va a terminar todas las guerras, que fue lo que dijeron en 1914 para justificar la carnicería que conocemos  como la primera guerra y que los franceses llamaron la “Grande Guerre”.

Llegó la tan ansiada globalización, y ha resultado mucho peor que las más negras premoniciones y las más dramáticas advertencias.

El modelo actual está haciendo crisis por todas partes.

Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Estamos acabando de destruir el planeta y seguimos poniendo la acumulación de riqueza por encima de la protección de las riquezas del planeta. Desperdiciamos comida y en cada momento, en algún lugar del mundo, hay alguna comunidad padeciendo una hambruna.

Tal vez a los adultos las cosas no nos han salido tan bien.

Ojalá seamos capaces de orientar a los contemporáneos para que corrijan el rumbo. Hemos vivido mucho y hemos aprendido mucho para no ser capaces de dar buen consejo.

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