Hace unos días, se dio la radiografía de un gobierno que se preocupa más por la forma, por la imagen, que por el fondo.
Mientras los 32 gobernadores reunidos en una cumbre para tratar la crisis del Programa de Alimentación Escolar, PAE, que es de magnas proporciones, la ministra de Educación aparecía con el Presidente anunciando un programita de unos campos para aprender inglés para 2000 niños y niñas.
En 2011, el Gobierno de Santos, en su propósito de racionalizar el ICBF trasladó el PAE al Ministerio de Educación, se le olvidó sin embargo inyectar los recursos necesarios. El objetivo era aumentar la cobertura. Sin recursos adicionales, la forma de ampliar cobertura es reduciendo el valor de la ración.
En 2015, a nombre de la modernización del Estado, se implementó la descentralización total del programa cediéndole la responsabilidad a las entidades territoriales. En buen cristiano les pasaron la pelota a las gobernaciones sin mirar la financiación.
Dicen los Gobernadores que el PAE está desfinanciado porque el Gobierno central recortó los aportes de la nación y aducen que como no hay suficientes recursos no se pueden hacer los procesos licitatorios y terminan utilizando la figura de la urgencia manifiesta u sea la contratación a dedo y contratando con los mismos de siempre. Záz
Cerca de cinco millones de niños y niñas dependen en Colombia de la alimentación escolar. Desayuno, refrigerios o almuerzos, ofrecidos por el Estado, son, en muchos casos, la única comida de verdad que reciben los niños.
Maravilloso que más de 2000 niños y niñas aprendan inglés. Pero la ministra tenía que estar, con la directora del ICBF en la cumbre con los gobernadores.
Las prioridades están cruzadas.
Al presidente y a la “dotora” Gina, a quien hasta ayer yo consideraba una ministra seria, les importa más la imagen que la realidad.
El PAE es una responsabilidad del Ministerio de Educación y su gestión ha sido lamentable. La ministra muy valiente, y siempre cuidando su imagen, denunció “el carrusel” de la contratación en los departamentos de la costa. Y dejó así.
Nadie le preguntó por qué el ministerio a su cargo había permitido semejante desastre en un programa que debía controlar.
La alimentación escolar es un componente fundamental de la calidad de la educación y por ende de la tan manida competitividad, mucho más importante pero menos “cool” que el bilingüismo.
Si hay un tema estudiado y comprobado es que un niño con hambre no aprende y los niños de las familias menos favorecidas llegan al colegio, cuando van, con hambre.
En muchas ocasiones niños y niñas de las áreas más alejadas, marginadas si se quiere, no van a la escuela porque no tiene qué comer.
Cuenta una joven desmovilizada de las FARC, en el New York Times de hoy, que a ella se la llevaron las FARC cuando tenía siete años, que le ofrecieron sopa y así se la llevaron. Podría uno pesar que si esa niña hubiera estado asistiendo a una escuela en donde le hubieran estado dando alimentación, es posible que no se la hubieran llevado.
O sea, es posible que haya más relación entre el PAE y la PAZ que entre el campo de verano para aprender inglés y el que tiene montado en La Habana.
Ponerle más atención a un programa de becas para ir a unos campos de verano que al PAE es casi que un crimen de lesa humanidad.
Ante la hecatombe, la flamante ministra declara que es necesario desarrollar una política pública. El ministerio anuncia que van a presentar un proyecto de ley para re estructurar el programar.
Las leyes están ahí. Estructurar un programa de alimentación escolar no es un asunto de física cuántica. Se requieren datos, sentido común y compromiso. Lo que pasa es que no da pa la foto con el pájaro en la solapa.
Basta con un esfuerzo coordinado entre el ICBF como articulador del Sistema de Bienestar, el Ministerio de Educación y las entidades territoriales en el cual se defina la cobertura, el valor mínimo de la ración para desayuno, refrigerio y almuerzo, y se determinen los aportes de los diferentes niveles, nacional, departamental y municipal. Y que todos cumplan.
Eso todo está inventado desde hace años.
También hace años los “operadores” han montado en colusión con los funcionarios de las entidades territoriales círculos de corrupción para robarse la plata de la comida de los niños.
Me cuesta trabajo entender que hasta ahora, en 2016, estemos descubriendo el agua tibia.
https://youtu.be/m_CI1t9x41M