Pese al modernismo y sobre todo a la realidad espiritual que propone el papa Francisco, los prelados colombianos quieren seguir en el pasado.
La jerarquía de la Iglesia Católica, muestra su “honda preocupación” ante la posibilidad que la Corte Constitucional falle en última instancia una tutela, concediendo la adopción de una niña a una pareja de lesbianas.
Una de ellas es la madre biológica de otros dos niños.
O sea una niña que no tiene ni mamá ni papá podría tener una unidad parental y dos hermanitos.
Gravísimo dice la iglesia: “Más allá del caso singularísimo de la menor, el mencionado proyecto allana el camino jurisprudencial para que otros menores de edad puedan ser adoptados legalmente por parejas homosexuales”.
No entiendo que tiene de singularísimo el caso de la menor.
Yo pensaba que cada niño, cada niña, en fin cada ser humano, es un caso singularísimo.
Parece que para la Iglesia Católica colombiana garantizar el derecho a la felicidad de una niña es un riesgo porque de pronto por ahí se les garantiza el mismo derecho a muchos niños.
El riesgo aducido es que no hay evidencia científica sobre los efectos de la adopción por parejas del mismo sexo.
En buen “cristiano” no se sabe si es bueno o si es malo, o lo contrario. Ni idea.
En cambio sí sabemos que crecer en una institución de protección, en un orfanato, con el vacío que deja la sensación de abandono no puede ser bueno. Sabemos que crecer en un hogar en donde se le garanticen y defiendan los derechos fundamentales a una niña o a un niño mejora sustancialmente sus oportunidades de superar la pobreza y la inequidad que su condición de abandono va a producir.
Sabemos que no hay garantía que las parejas heterosexuales sean siempre la mejor opción. No hay evidencia científica que diga que la heterosexualidad de la pareja garantiza que no habrá riesgo para el normal desarrollo afectivo del menor.
El debate sobre la adopción por parejas de homosexuales es un debate ideológico, no puede ser un debate científico.
Quienes creen que la homosexualidad es un defecto, una “enfermedad” tienen todo el derecho a temer las consecuencias de la adopción por parejas homosexuales, una de las razones fundamentales que los llevan a oponerse al matrimonio homosexual. Ellos piensan que los homosexuales no pueden ser pareja porque la sociedad corre el riesgo de que la enfermedad del homosexualismo se multiplique. Yo no espero convencerlos de lo contrario porque sé que esas posiciones ideológicas extremistas son dogmáticas e irreconciliables.
Les demando eso sí que expongan su extremismo radical y que no se escondan detrás de falsos argumentos científicos y mucho menos de una interpretación tendenciosa de uno de los grandes avances de la sociedad que es el de haber reconocido el interés superior de los derechos de los niños consagrados por la convención sobre los derechos del niño suscrita por la gran mayoría de las naciones civilizadas.
Hace mal la Iglesia Católica colombiana borrando con el codo lo que con tanto trabajo trata de construir el papa Francisco con la mano.