Las fotos son impresionantes, los relatos de los héroes de la Plaza de la Independencia muestran una decisión y una valentía envidiable.
Esos jóvenes, y las mujeres que les llevaban té, se enfrentaron con valentía a la violencia del Estado.
Pusieron al régimen contra la pared.
¡Ganaron!, ¿ganaron?
No tengo mucha más información sobre la revolución de Euromaidán, en Ucrania. En mi memoria requesonera es la segunda. Ésta mucha más violenta que la Revolución Naranja de la que Yulia Timoschenko surgiera para convertirse en primera ministra y presidente de Ucrania.
La rubia de la trenza vuelve a estar en primera plana. Después de varios años en la cárcel, supuestamente por actos de corrupción, logra que su liberación se vuelva una supuesta reivindicación de los revolucionarios y aparece en la plaza tratando de cosechar lo que no sembró.
Ya veremos.
Interesante que en el centro de esta revolución estén las relaciones de Ucrania con Rusia y con occidente.
Pero sobre todo interesante que al final Yulia Timoschenko participe de una forma u otra en el derrocamiento de Victor Yanukovich a quien ya habían logrado tumbar con la Revolución Naranja en2004.
Recordemos que esa revolución surgió de las acusaciones de fraude electoral cometido por los seguidores de Yanukovich, apoyados por el gobierno pro ruso de Leonid Kuchma, en favor de su candidato.
La revolución llamada Euromaidán que se inició en Noviembre de 2013 y se agudizó en enero de 2014 tiene poco de revolución pues nada se revoluciona.
Son los mismos contra los mismos.
Tanto Yanukovich como Timoschenko son los protagonistas de la política ucraniana desde la caída de la Unión Soviética.
Ambos tienen antecedentes obscuros.
A Yanukovich se le acusa de un pasado de pandillero de la banda criminal Pivnovka, en los años sesenta.
A la rubia Yulia de haber amasado una no deleznable fortuna en turbios negocios de gas con su marido quien se encuentra escondido en Ucrania acusado de actos de corrupción.
Detrás de todo esto aparece la mano rusa. Tanto en 2004 como en 2014 los ucranianos se levantan en contra de la influencia rusa en la política de su país.
En aquella ocasión fue un fraude electoral perpetrado por un gobierno reconocidamente pro ruso, en esta la revolución Euromaidán es en contra de la intervención directa del gobierno ruso de Valdimir Putin.
En efecto Putin logró que el gobierno de Yanukovich reversara la promesa de firmar el tratado de adhesión a la Unión Europea. Es que desde los tiempos de la guerra de Crimea la Rusia de los zares ha considerado que esa región es rusa. Putin no es diferente, en realidad es casi el Zar del siglo XXI y no resiste que Ucrania se una a Europa.
Hay que entender que al caer la Cortina de Hierro la frontera entre Europa y Rusia, que quedaba al occidente de Polonia, Checoslovaquia y Bulgaria, se corrió hacia el este quedando en un territorio “neutro” en el que están Ucrania, Lituania y Belo-Rusia.
Si estos se “pasan a la Unión Europea y sobre todo si entran en la esfera de influencia de la OTÁN la frontera queda en el occidente de Rusia.
El Gobierno ruso se ha apresurado a desconocer el gobierno de transición, surgido según ellos de un motín armado.
Los gobiernos de occidente se han apresurado a aplaudir el “retorno de la democracia”.
¿Será que la revolución Euromaidán es una movida más del ajedrez geopolítico al que juegan occidente y Rusia, el mismo que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados en Siria?
¿Y los muertos qué?
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