Caricaturas_Trump
Australia/David Rowe/Financial Review

Me ha dado una pereza horrible mirar las noticias. Es que no son buenas, por ningún lado. Y sin mirar las noticias, estando en Bogotá como que me quedo sin tema.

Juan_Manuel_UrrutiaPero todo tiene límite.

El fenómeno del peluquín hace unos meses era un folclórico personaje entre farandulero y hombre de negocios, heredero de una gran fortuna que no ha malgastado.

Luego empezaron los debates y las primarias. Durante semanas los medios, los analistas y la “gente pensante” descalificaban al señor Trump. “Ese no pasa del primer debate”

Sus andanadas contra las minorías nos hacían pensar que el tipo nunca llegaría a tener la menor opción. La reacción de los latinos con cancelaciones de programas de televisión y otros gestos de indignación reforzaban ese pensamiento.

Wishful Thinking

Debate tras debate, declaración inflamatoria tras declaración inflamatoria, primaria tras primaria, Donald Trump, con su peluquín y su desagradable tono, ha dejado de ser el payaso de la elección para convertirse en actor fundamental de la escena política norteamericana.

Luego de dos “super Tuesdays” y de varias otras primarias, el tipo está muy fuerte. No ha ganado y puede que no gane.

Igual, a Trump lo van a tener que tener en cuenta. Pase lo que pase de aquí a la convención del partido republicano. Será el candidato si logra, tan solo la mitad de los delegados que aún están por definirse en las primarias que hacen falta.

Si no logra esa mayoría, los líderes del partido se verán obligados a toda clase de maniobras para elegir a un candidato diferente.

HillaryEn el campo contrario Hillary Clinton parece imparable.

Todo apunta entonces a que la elección del próximo presidente de los Estados Unidos será entre la señora Clinton y Trump, o entre ella y un candidato débil escogido a dedo por el liderazgo del partido republicano.

Y en esas circunstancias el pensamiento generalizado es que gana la señora Clinton.

Extraña democracia la gringa. Todas las encuestas serias muestran un manifiesto desagrado de la gente con la clase política tradicional y sin embargo parecería que esa misma gente va a terminar eligiendo a alguien que representa a esa clase política como pocos.

¿Wishful Thinking?

En 24 horas me estaré embarcando de nuevo para Kabul, en donde estaré tres semanas, a ver si esta vez sí logro que me lleven a comprar un tapetico. En mis tardes de encierro en la seguridad de Cedar House, me voy a divertir mucho imaginando, por ejemplo, lo que sería el acto de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, con su peluquín ondeando en los vientos fríos de enero en la Avenida Pensilvania.

Eso podría ser muy divertido, pero lamentable. Lo malo es qué a mí, la Hilary, me produce terror.

Y yo que andaba seriamente pensando conseguir visausa para irme a escampar posconflicto.

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