Juan-Manuel-26-300x270Diariamente recibo uno que otro correo que reemplaza la tarjeta de navidad.

En realidad me hacen falta las tarjetas de navidad impresas, me han llegado tres o cuatro.  A casa de mis padres llegaban tantas que se usaba una consola grande redonda para ponerlas, que yo sepa nunca las colocaron.

Yo no he logrado encontrar una tarjeta de navidad electrónica suficientemente cursi para que valga la pena mandarla.

De pronto el año entrante le toca a Julia posar, pobrecita.

En los últimos años me he dado a la tarea de hacer una lista de deseos para el año siguiente, este año me ha dado pereza.  La verdad me parece que es un acto de egocentrismo cultural, de ganas de dárselas de erudito bien informado el que uno se siente a escribirle a sus amigos y familiares un correo en que les dice que como uno conoce muy bien el mundo y el país pues tiene el derecho a decir que es lo que debería mejorar el año entrante.

Muy seguramente tal correo genera en los jóvenes un “huy que mamera el anciano este otra vez pontificando”, en los adultos mayores un “el papá de Carolina es realmente cansón” y en los de mi generación un “que mamada con Urrutia”.

Les dejo pues a Ustedes la tarea de decidir que carajos quieren que pase el año entrante.

Yo por mi parte les deseo a los de mi generación que las alegrías se repitan, que los dolores y las angustias se hagan escasos.

A los adultos mayores les deseo que sus planes y fantasías se consoliden.

A los jóvenes que tengan planes y esperanzas cuando tienen la energía para realizarlos.

A todos mucha salud, bastante amor y la plata que se necesite para pasarla bien y ayudar a otros a pasarla menos mal.

Feliz fin de año y buenos augurios para el próximo.