signos_de_interrogacionSe daba por sentado. Gana el SI. El sábado la pregunta era ¿cuánta gente sale a votar?

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaLa pregunta resultó siendo ¿Y, ahora qué?

Había personas como mi hija totalmente convencida que la ratificación de los acuerdos con una victoria convincente del SI era la base para empezar a construir un mejor país para ella y para sus hijos.

Otros más escépticos, como yo, aceptando la frase de Humberto de la Calle, pensábamos que el acuerdo que nos proponían era el mejor acuerdo posible. ¿El menos malo?

Dije y lo reitero, yo prefería la piscina llena de sapos del SI al salto al vacío del NO

Finalmente estaban los promotores del NO. Convencidos.

Desde hace años, la rutina del día de elecciones es la misma. Juego golf con mis amigos, casi todos apoyan al Centro Democrático. Terminamos de jugar, pasamos una hora tomando limonaditas, que reemplazan la ginebra con tónica por culpa de la ley seca, y haciendo cábalas finales sobre el posible resultado de la elección. Muchas veces se hace una polla.

Salgo del club, paso por Usaquén, voto en la mesa número dos, la de los viejitos y me voy a almorzar con Mónica, y, casi siempre con mi hija, su marido y mis nietos, si mis nietos, que son míos, aunque tengan otros abuelos.

A las 4 de la tarde se encienden la radio y la televisión y a seguir los resultados.

Lujo colombiano, en casi todas las elecciones los resultados se conocen entre una hora y media y dos horas después de cerradas las mesas de votación.

Así fue mi día de ayer. Solo que, no estando Mónica, me senté a esperar los resultados acompañado por Corcho, el último miembro la cohorte de perros adoptados por Mónica y

¡nos quedamos profundos!

Me despertó la campanita de guasap del teléfono al que llegaban constantes mensajes de asombro.

Ganó el NO.

Me traté de sacudir esa letargia, estado de profunda estupidez, que produce la siesta. Anonadado, me pasé, por lo menos, media hora pasando de un canal a otro, como si en el otro canal de pronto fuera ganando el SI.

Ganó el NO, por cerca de sesenta mil votos sobre un total de casi trece millones, es decir la mitad de un punto porcentual.

El NO ganó en Arauca, en Antioquia, en Caquetá, en Norte de Santander y en Santander, en Huila, en Meta, departamentos todos azotados por la violencia del conflicto.

Pero el SI ganó en Caloto, en Toribío, en San Vicente del Caguán, en Bojayá, y en Apartadó, comunidades también azotadas por la violencia.

Los analistas se regodean. Hay toda clase de explicaciones.

Muchos de los comentarios, muchas reacciones caen en el mismo simplismo que le costó la derrota al Presidente, SI a la PAZ, NO a la Guerra.

Caló el mensaje del senador Uribe y del expresidente Pastrana, los grandes ganadores de la jornada, SI a la paz NO a los acuerdos tal como están.

¿A quién le dijeron NO los casi seis y medio millones de colombianos?

A Santos con su pájaro en la solapa y a Timochenko con su discurso triunfalista.

Les dijeron NO a los excesos del show mediático del lunes 26 de septiembre en Cartagena.

Le dijeron NO a una fallida estrategia de comunicaciones. Desde las elecciones de 2014, Santos y su equipo les proponían a los colombianos una elección basada en la disyuntiva guerra-paz

En las últimas semanas, tratando de contrarrestar la propuesta del Centro Democrático que promovía el triunfo del NO para motivar una renegociación de los acuerdos, el Gobierno y los negociadores de los acuerdos explicaban que tal renegociación no era posible.

De ahí la frustración y los temores.

Todo parece indicar que no, que era puro cuento y la gente no comió cuento.

El Presidente Santos, en una corta alocución anunció que convocaba a una “cumbre” para construir un pacto político para seguir en la búsqueda de la paz. Anunció, que no que la guerra no empezaba hoy. Que se mantenía el cese al fuego bilateral.

Negó con una frase el caos anunciado. Los negociadores salen hoy para La Habana a buscar salidas.

Las FARC coincidieron. Mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar SOLAMENTE la palabra para la construcción de la paz.

Uribe y el Centro Democrático van por el mismo camino, pero en un carro diferente.

Todos queremos la PAZ.

A ver si ahora si se acaba la otra guerra, la de los egos.

A grandes problemas, grandes soluciones.

La victoria del NO puede ser mejor que lo que pensamos quienes creímos que la del SI era fundamental y definitiva.

Ojalá que de esta coyuntura resulte el profundo acuerdo nacional que es la única salida real y definitiva a esta guerra de 50 años.

Ojalá no se pierda esta oportunidad.

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