JMU El MolinoEn los ocho años que pasé en África nunca estuve ni en Guinea, ni en Liberia ni en Sierra Leona.

En ese triángulo en la “barriga” de África Occidental es posible que se encuentre uno con los sistemas de salud pública más limitados e ineficientes de un continente, en donde, salvo honrosas excepciones, la salud pública ha sido el patito feo de los programas de desarrollo y de ayuda internacional.

En mis dos temporadas africanas trabajé en programas de salud pública.

Tuve que enfrentar la ineficiencia y la corrupción de los ministerios de salud.

Tuve la oportunidad de conocer la dedicación de los salubristas en contraste con el inhumano desentendimiento de los burócratas.

Hace un par de semanas cuando anunciaron el brote de Ébola en Guinea Conakri se encendieron mis alarmas.

Lo más aterrador del Ébola es que es tan contagioso que cada brote cobra las vidas de los médicos y enfermeros que lo enfrentan en la primera línea.

El brote, que ya está adquiriendo características epidémicas ya pasó a Liberia y Sierra Leone.

En Nigeria el médico que atendió el primer caso ya está contagiado.

Por estos días han evacuado a dos médicos norteamericanos que se contagiaron en las primeras de cambio cuando surgió el brote.

Entre el 31 de julio y el 1 de agosto van cerca de 1500 casos reportados y 887 muertos, 60. Los datos son aterradores.

Los vecinos: Ghana, Togo, Costa de Marfil y Benín, están en alerta máxima; son fronteras porosas, las poblaciones van y vienen.

No conozco reportes de casos en esos países, pero no me extrañaría.

Por lo que conozco, confío en los ghaneses para responder con energía y decisión. Trabajé con el sistema de salud pública de ese país en los programas de prevención de paludismo y tuvimos muchos éxitos.

De todos los programas gubernamentales de prevención de malaria era el único sólido en África Occidental.

Se han reportado dos casos en Nigeria y eso sí me produce pánico. No creo que los nigerianos estén preparados para contener un brote en el caos de Lagos, en donde se presentaron los dos casos reportados.

Lagos es una aglomeración urbana de siete millones de habitantes, y tiene serios problemas de salud y de control de enfermedades infecto contagiosas. La capital de Guinea Conakri tiene tan solo algo más de un millón de habitantes.

El Estado de Lagos comparte la costa del golfo de guinea con los países hasta ahora afectados.

Por el tamaño de su población y por la presencia de nigerianos en el comercio formal e informal de todo el continente africano, un brote no controlado de Ebola en Nigeria podría generar una pandemia de dimensiones incalculables.

Preocupa que el anuncio de la creación de un esfuerzo coordinado por la OMS que requiere algo más de cien millones de dólares tenga un déficit de financiación de 70.1 millones de dólares.

Espero y confío que la comunidad internacional con el liderazgo de la OMS se muestre más eficaz que las Naciones Unidas que ya no logran controlar la menor de las escaramuzas pese a los discurso del Secretario General y las interminable sesiones de urgencia del Consejo de Seguridad, ojalá que ni el uno ni los otros le metan la mano al tema de la epidemia.

Una buena amiga de mi yerno que vive en Liberia desde hace más de ocho años trabajando en programas de empoderamiento para mujeres no ha querido irse; se niega a abandonar el país en estas circunstancias. Yo de pronto no hubiera sido igual de loco, cuando uno trabaja con esas comunidades se encariña, peo yo soy mucho más cobarde. Insiste en que lo mejor que se puede hacer es apoyar a Médicos Sin Fronteras con sus donaciones.

Mi experiencia me dice que esas crisis dejan a los sistemas de salud y a las ONG resteados.

Rara vez lo hago pero hoy os invito a apoyar a MSF, han estado al frente de la contención del brote y seguramente han dejado el pellejo.

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