Lo que pasó en la ansiada reunión de las víctimas del conflicto con los negociadores del Gobierno y de las FARC, en La Habana, ha sido calificado de histórico.
Dejó sin piso las críticas de los enemigos del proceso.
Acalló las dudas sembradas por el afán mediático de descalificar a unos u otros participantes en el grupo que viajó.
Superó el optimismo de los más optimistas.
En 1995 las FARC secuestraron al representante a la Cámara, Rodrigo Turbay Cote. Las FARC, escuetamente, comunicaron que el Representante secuestrado se había ahogado en un naufragio en el Río Caguán. En esa misma zona, en el año 2000, en pleno proceso de diálogo con el Gobierno de Andrés Pastrana, en su profundo cinismo, las FARC interceptaron una caravana en el departamento de Caquetá, y asesinaron a la madre de Rodrigo y a su hermano Diego.
El 11 de Abril de 2002 guerrilleros de las FARC secuestraron a doce diputados de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, vilmente asesinaron a once. Se salvó uno, Sigifredo López, a quien el fiscal de pacotilla que persigue a sus enemigos políticos o a quienes le conocen el rabo de paja, acusó falsamente de ser guerrillero.
El viernes 15 de agosto estuvieron en La Habana, Constanza Turbay Cote, hermana de Rodrigo y única sobreviviente de esa familia, Ángela María Giraldo, hermana de uno de los diputados asesinados y otras 10 víctimas del conflicto.
Constanza Turbay relata
“Estábamos en el receso y yo hablaba con otra persona. ‘Iván Márquez’ se me acercó y me dijo: “Lo de las Farc con tu familia fue un error muy grande, yo te pido perdón (…) Tu hermano Rodrigo era un gran hombre”. (El Tiempo ):
Ángela María Giraldo cuenta que :
Al final del evento, Pablo Catatumbo se le acercó a Ángela María Giraldo mientras ella hablaba con Sergio Jaramillo para “reconocer que lo que yo dije (sobre un intento que hizo la familia Giraldo ante él para liberar al diputado) era verdad. También me dijo que reconocía mi sufrimiento y que eso no debía repetirse”. (La Silla Vacía)
Bastó el viaje de los primeros doce para que, por primera vez, los que nos fuimos haciendo escépticos del proceso de paz, por las demoras y por la politización, comencemos a pensar,
Que la paz es posible.
Que en La Habana se respiraron aires de paz.
Que cuando Iván Márquez pide perdón o cuando Pablo Catatumbo, aunque no pidió perdón, dice “que eso no debía repetirse”, estamos ante gestos reales de paz.
De eso se trata la justicia transicional, reconocimiento, reparación y no repetición.
Pese a que lo que le gustaría a la mezquina e irracional representante María Fernanda Cabal es que las víctimas le hubieran sacado los ojos a los jefes de las FARC, cuando personas como Constanza o María Ángela los abordan con una sonrisa y una actitud sincera, hasta los “asesinos” se conmueven, desaparece el discurso cínico y guerrero y afloran seres humanos, equivocados por años, pero humanos.