Se completan 27 días de manifestaciones, casi todas pacíficas.  Se completan también 27 días de ilegales bloqueos de vías importantes y de excesos de grupos irregulares que se aprovechan de la vehemencia de los jóvenes que en muchos puntos del país son la “primera línea” de las protestas.   Se completan 27 días de paro y yo sigo estupefacto.  No logro entender.  

En el Portal de las Américas, el gobierno de Bogotá y el comandante de la policía de Bogotá propusieron instalar un PMU (puesto de mando unificado) para buscar un espacio de concertación, los manifestantes rechazaron la iniciativa y procedieron a atacar con piedras y otros objetos a los funcionarios que habían llegado a buscar esa concertación.  Inexplicable reacción violenta.  

Hoy el Valle del Cauca está paralizado.  Buenaventura sitiada y aislada.  El sector de la UIS en Bucaramanga en fuego.  El Portal de las Américas ha sido atacado constantemente y en sus calles aledañas se han librado batallas campales en donde abusos de parte y parte están a la orden del día.  El Estado desbordado.  El gobierno encerrado, desconectado.

Ni que decir de las redes sociales, la gran mayoría de los trinos que uno encuentra en twitter son de una violencia inusual.  

Juan Manuel Urrutia

Primero la primaria, es fundamental que quienes tienen influencia sobre los inconformes que protestan ordenen o coordinen o lo que sea para que cesen los bloqueos y las agresiones.  Al mismo tiempo es indispensable que el gobierno ordene, al gobierno no le corresponde aconsejar o solicitar, el gobierno debe ordenar y asegurarse que sus órdenes se cumplan, si, que el gobierno ordene que cesen excesos y violaciones de los derechos humanos por parte de los aparatos de seguridad del Estado.

No tiene sentido que haya que pedirle permiso a un grupo de manifestantes para llevar medicinas, combustibles y comida a las ciudades que esos manifestantes pretenden sitiar.  Tampoco tiene sentido que, ante ataques y agresiones, el secretario de gobierno de Bogotá y el alcalde de Cali tuvieran que salir huyendo de lugares en donde buscaban dialogar con los manifestantes.

La respuesta del gobierno ante tan desolador escenario es, por decir lo menos, intrigante.  Desde hace más de una semana están encerrados en una “mesa de diálogo” que no ha producido ningún resultado.  El presidente sorprende haciendo enroques en los altos cargos de la nación, ante semejante crisis no se le ocurre invitar a hacer parte de su gobierno a gente nueva, de otras tendencias.  Para rematar produce un video alucinante en el que en inglés le dice no sé a qué colombianos que todo lo que está pasando es culpa de otros.

Tal vez aprovechando la debilidad del gobierno, “el comité del paro” mantiene el chantaje, si el gobierno no cede en aspectos en los que sabe que no puede ceder, pues ellos simplemente no ordenan el levantamiento de los bloqueos ilegales, que ahora bautizan como “puntos de resistencia”.

Detrás de esos actores, gobierno y “los señores de paro” como displicentemente les dice Néstor Morales en Blu Radio, hay un movimiento de extrema violencia que yo empiezo a creer que responde a otras órdenes.  Se manifiesta más que todo en la diseminación de rumores y noticias falsas que se mezclan con informes documentados de acciones violentas e inaceptables cometidas por unos y otros.  

Heidi Sánchez, una concejal de Bogotá perteneciente a la Colombia Humana reporta que “¿le han informado? que en ambulancias se transportan armas y equipos del ESMAD; resultado los “manifestantes” ¡atacan a dieciséis ambulancias! Un representante a la cámara, del grupo político de Roy Barreras reporta que ¿le han informado? que el almacén Éxito de Calipso en Cali se ha convertido en un ¡centro de tortura! El almacén fue saqueado.  Ambas noticias son falsas de toda falsedad.

Desde las redes sociales, en ambos extremos de la bipolarización en que estamos sumidos se critican y se atacan las posiciones moderadas.  Quienes proponen una salida dialogada y concertada se enfrentan a las acusaciones tendenciosas de los extremistas.  

¿Qué pretenden? Me pregunto.  ¿De qué y a quién sirven los excesos? ¿Qué aportan las falsas acusaciones a las que me refiero arriba? ¿Qué propósito cumple la línea editorial de una revista, que fue prestigiosa, como Semana?

Le están apostando a la confrontación con la esperanza que el escenario político colombiano le cierre las puertas a toda expresión moderada o tibia como la llaman.  Esperan que en la confrontación el extremo que representan se lleve el triunfo.  Qué equivocados están.  Por ahora está triunfando una deshumanización del debate en la que cada herido, cada muerto es un trofeo que esgrimen unos y otros para ganar adeptos, y como siempre, los muertos los pone el pueblo, mientras los incendiarios se esconden detrás de sus teléfonos de alta gama.

Y a todas estas el Estado desbordado y el gobierno creyendo en pajaritos preñados.

 Requesoncito:  Tras 27 días de informes de excesos de las fuerzas del orden, extraña que la primera “alerta” que emite la Defensoría del Pueblo sea sobre el efecto de los bloqueos.  La alerta se justifica, pero el silencio sobre todas las demás denuncias es sospechoso.