Foto cortesía Tayfun Coskun / Anadolu Agency/ Getty Images/via The Nation

Benito Mussolini realizó su infame marcha sobre Roma en 1922, Adolfo Hitler tuvo intentona de golpe de Estado en la Cervería de Munich en 1923, Francisco Franco golpeo en 1936; Donald Trump convocó una insurrección el 6 de enero de 2021.

Mussolini se convirtió en primer ministro de Italia, impulsando a su país al abismo de una guerra devastadora del lado de la Alemania de Hitler, la cual terminó cuando los partisanos lo capturaron a él y a su novia Clara Petacci y les fusiaron. Sus cadáveres fueron arrastrados, mutilados, profanados, colgados de una viga.

Hitler fue arrestado, luego de su golpe de Estado, juzgado durante 24 días de publicidad gratuita, declarado culpable de traición y encarcelado durante 9 meses. Durante este tiempo, le dictó a su compañero de prisión Rudolph Hess uno de los libros más destructivos de la historia: Mein Kampf (Mi lucha). Finalmente, llega a ser canciller de Alemania, dado el poder electoral del partido nazi, la cual gobernó hasta que se suicidó con su esposa Eva Braun a fines de abril 1945. Para entonces, alrededor de 40 millones de personas habían muerto, a través de la guerra y los campos de concentración, donde murieron 6 millones de judíos y una similar cantidad de gitanos, LBGT, socialistas y comunistas.

Franco, ayudado por Hitler y Mussolini, derrotó a la República, impuso un gobierno totalitario, permaneció en el poder hasta su muerte en 1975. Dejó miles de muertos en tumbas sin identificar. También dejó una monarquía y un gobierno basado en el viejo aparato represivo centralizado con el que gobernó. Esa estructura permanece casi intacta y podría decirse que es una de las razones por las que esa nación ibérica está en tales problemas. Hoy en 2021.

Estados Unidos no sabe mucho sobre quiénes están detrás de la insurrección de Trump. Y eso es probablemente lo más inquietante del evento de ayer. La gente está indignada y se necesita una investigación para establecer el quién, el cómo, el cuándo (planificación) de este intento criminal de cambiar la voluntad de la gente.

Necesitamos saber los nombres de las personas involucradas en la Casa Blanca. Y los del Congreso también. Y los medios. Y las redes sociales.

La mayor parte inicial del apoyo a Hitler provino del ejército. Oficiales frustrados y furiosos que pensaban que no se les había permitido ganar la Primera Guerra Mundial. Soldados desocupados y descontentos. Todos culparon a judíos y bolcheviques por lo que llamaron traición y, al ganar el poder, intentaron destruirlos. Mediante campos de exterminio. Y de la invasión de la URSS.

Una de las cuatro personas que murieron en la insurrección de Trump había estado en la Fuerza Aérea de Estados Unidos durante 14 años. ¿Cuántos de los que violaron el Congreso estaban en el ejército estadounidense? ¿Qué estructuras secretas existen donde se comunican y coordinan? ¿Qué dicen y piensan y hacen y ven y callan los mandos militares?

Preguntas como éstas deben ser respondidas antes de que la gente pueda sacar con éxito el cáncer que podría matar a la república. Congreso. Presidente electo Biden. Tienes mucho trabajo.