banniereIndex2014-esReporteros sin fronteras publica su “Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa” con una punzante crítica a las naciones que sacrifican el derecho  a la información en aras de la seguridad.

En este sentido, señala a EUA en particular por una serie de medidas — desde la persecusión a Edward Snowden, al encarcelamiento del soldado Bradley, a redadas a materiales de la Associad Press.

De 180 países, clasifica a EUA en el puesto 46, entre Rumanía y Haití.

Excerpto:

LA INFORMACIÓN, ¿SACRIFICADA EN ARAS DE LA VIGILANCIA Y LA SEGURIDAD NACIONAL?
Los países que se jactan de ser un “Estado de Derecho” no dan el ejemplo, están lejos de hacerlo. La libertad de información cede con gran frecuencia ante una concepción de la seguridad nacional demasiado amplia y un uso abusivo de este concepto, lo que marca un retroceso preocupante en las prácticas democráticas. El periodismo de investigación lo padece, en ocasiones gravemente, como sucede en Estados Unidos (46°), que pierde 13 posiciones. Uno de los retrocesos más notables, en medio de una situación en la que el rastreo de fuentes y la caza a informantes van en ascenso. La condena del soldado Bradley Manning o la persecución del analista de la Agencia de Seguridad Nacional (National Security Agency, NSA), Edward Snowden, son algunas de las advertencias dirigidas a aquellos que se atrevan a filtrar información considerada delicada –pero de interés público comprobado– para que se le dé una divulgación más amplia. El gremio fue sacudido por el escándalo de la obtención, por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos, de los historiales de llamadas telefónicas de la agencia The Associated Press (AP), para identificar quién le reveló información sobre una operación de la CIA. Este caso recordó la urgencia de una “ley escudo” federal que garantice la protección de las fuentes de los periodistas. El proceso legislativo reactivado en ese sentido no tranquiliza mucho a James Risen, periodista de The New York Times, forzado por el Departamento de Justicia a testimoniar en el proceso de un exagente de la CIA en otro caso de filtración de información clasificada. Tampoco permite olvidar los 105 años de prisión a los que podría ser condenado el joven periodista independiente Barrett Brown por haber compartido en línea correos electrónicos de la compañía privada de inteligencia y espionaje Stratfor, contratada por el gobierno.

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