Esposado por la inmigraciónInforma Liz Robbins para el New York Times. Durante años fue un ritual que transcurría sin problemas. Los indocumentados que no eran vistos como una prioridad para la deportación se reunían con un funcionario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) y solo escuchaban: “Te veo el año que entra”.

Los oficiales de deportación empleaban una práctica conocida como discreción procesal, diseñada con el fin de liberar recursos y espacio en los centros de detención para priorizar la deportación de los criminales convictos.

Ahora, durante el gobierno del presidente Donald Trump, estas reuniones han cambiado. Lo que antes era un trámite de rutina ahora es una ruleta rusa.

En enero, Trump emitió una orden ejecutiva en la que se amplía la definición de los delitos que ameritan la deportación, de tal manera que incluye a todos los inmigrantes que vivan en Estados Unidos de manera ilegal. Esto ha afectado todos los niveles del sistema migratorio, incluidas las revisiones a las que deben presentarse las personas con apelaciones o peticiones pendientes, así quienes esperan una audiencia ante un juez de inmigración.
Muchos recuerdan el caso de Guadalupe García de Rayos, la mujer de Arizona que deportaron a México después de su revisión de rutina con oficiales del ICE en febrero. Había acudido a las revisiones anuales desde hace ocho años, después de que las autoridades descubrieron que utilizaba un número de seguridad social falso.

“Ahora todos los abogados migratorios de Estados Unidos tienen esa incertidumbre con sus clientes”, dijo Kerry Bretz, un abogado neoyorquino con mucha experiencia. Antes, señaló, les decía a sus clientes: “No te preocupes: vas a entrar, vas a salir, vas a renovar tu permiso laboral y vas a seguir con tu vida”.

Ahora comenta que su deber ético es advertirle a los clientes que, antes de ir a su revisión, arreglen todos sus asuntos de negocios y familiares. “Porque tal vez ya no te suelten”, dijo.

Meredith Kalman, abogada que ejerce en la firma de Bretz, dijo que un oficial le hizo una advertencia después de salir de una reunión rutinaria en Manhattan: “Es un nuevo mundo”.

De acuerdo con Kalman, el funcionario le dijo durante la reunión: “Lo siento, me están presionando porque el nombre de mi cargo es oficial de deportación; mi trabajo es deportar a gente”.

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