Imagen: The New Yorker

The Daily Beast recoge informe del Wasthington Post. Es una lista larga, pero la pequeña artimaña del presidente Donald Trump de quedarse en sus propios hoteles y clubes y luego obligar al Servicio Secreto a gastar millones para alquilar sus habitaciones fue una de las prácticas más descaradas y carentes de ética durante su administración.

Según The Washington Post, las cosas siguen iguales. Documentos del Servicio Secreto muestran que hasta fines de abril, el spa Mar-a-Lago propiedad de Trump y donde reside desde que salió de la Casa Blanca desde que dejó el cargo, le ha facturado a la agencia US$396.15 diarios. Las escoltas del Servicio Secreto han pagado un total de al menos US$40,011.15 al club de privado desde que dejó el cargo.

Según los informes, los pagos se realizaron por el uso de una habitación individual en Mar-a-Lago que se ha adaptado a un espacio de trabajo para los agentes. El dinero se suma a los US$2.5 millones que las propiedades de Trump cobraron al gobierno federal durante los cuatro años de su presidencia. La Organización Trump, la oficina post-presidencial de Trump y el Servicio Secreto se negaron a comentar.

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