El paladín anti comunista Ronald Reagan, enemigo de la injerencia gubernamental en la vida privada del ciudadano, fue un informante del FBI durante años, relación que en más de una ocasión el actor convertido en político y eventual presidente usó con motivos personales, escribe en una columna de opinión en el New York Times el autor de un nuevo libro sobre el 40 presidente de EUA.

Documentos obtenidos por Seth Rosenfeld para su libro, “Subversives: The F.B.I.’s War on Student Radicals, and Reagan’s Rise to Power”, muestran que el nivel del involucramiento de Reagan con el FBI — que comenzó espiando contra el sindicato de actores Screen Actors Guild  del cual era presidente — fue mucho más extenso de lo que se ha sabido.

A cambio, “obtuvo ayuda política y personal por parte de J. Edgar Hoover, director de muchos años del FBI, pagada por los contribuyentes”.

Explica que Reagan inició su relación con el FBI en los días que siguieron la Segunda Guerra Mundial, época en que su mundo se deshacía. “Su carrera en el cine, su matrimonio con Jane Wyman y su fe en la sabiduría política obtenida de su padre, Demócrata partidario de FDR todas tambaleaban”.

Estos archivos, que Rosenfeld obtuvo bajo la ley de libertad de información, muestran que Reagan “reportó en secreto al FBI sobre gente que él sospechó de actividades comunistas en base a la evidencia más insignificante”.

Facilitó acceso al FBI a los expedientes sindicales de docenas de artistas, dice.

“En cada caso ha cooperado”, dijo el FBI.

La lucha contra el comunismo en Hollywood se tornó en el mensaje central de Reagan durante los años 50 como portavoz de General Electric, dice.

Y de ahí sus feroces ataques contra cualquier semejanza de “socialismo”, apunta.

Sin embargo, dice, cuando Regan tuvo problemas con sus hijos, no vaciló en pedir ayuda al FBI.

Primero para investigar la relación de su hija, la fallecida Maureen Reagan, y un hombre casado.

Luego, cuando su hijo adoptivo Michael Reagan tuvo amistades con el hijo del mafioso Joseph Bonanno, alias Joe Bananas, las amistades de Reagan en las cúpulas de la organización impidieron cualquier mención que podría haber resultado embarazosa. (Puntualiza que en ningún momento se consideró que Michael Reagan tuviera nada que ver con el mafioso, fue una amistad de jóvenes únicamente).

Finalmente, cuando Reagan asumió la gobernación del estado de California, pidió que el FBI le entregara información sobre los organizadores de las manifestaciones estudiantiles.

J. Edgar Hoover con mucho gusto la facilitó, dice.

Esas fueron las acciones de Ronald Reagan al mismo tiempo que hablaba elocuentemente en contra del gobierno, escribe Seth Rosenfeld en una columna bajo el título “La maquinaria de espionaje personal de Ronald Reagan”.

Reagan’s Personal Spying Machine (en inglés)