La posición del Editor Público, en el New York Times, y Ombudsman (Defensor del Pueblo), en el Washigton Post, busca la implementación correcta de la ética periodística por parte de la publicación que monitorean. Es una posición independiente que sirve a la vez de crítica interna y de representación del lector

Según Dan Gillmor de Salon, los decanos de ambos periódicos han manifestado cierta preocupación por el uso constante de las llamadas fuentes anóminas.

Cita a Clark Hoyt del New York Times en abril. “No obstante las reglas de conducta escritas y promesas de los principales editores de mejorar, el Times sigue usando fuentes anómimas para información disponible y pública en otros sitios. Permite que individuos sin nombrarse provean citas de valor noticioso marginal y que se mantengan escondidos con poca explicación real de sus motivos, su fiabilidad, ni las razones por las que deben permanecer anónimos”.

Por su parte, Andre Alexander, del Washigton Post, se lamenta que, “Las normas internas del Post imponen estrictos parámetros para conceder la anonimidad. No debe hacerse ‘casual o automáticamente’. El mero hecho de que lo soliciten no debería bastar para conceder la anonimidad en nuestro reportaje. Si la fuente se niega a ser pública, el reportero debería considerar buscar la información en otras partes”.

Esta práctica, según Gillmor, reduce la credibilidad de la prensa. “Socavan la credibilidad de las organizaciones noticiosas casi cada vez que lo hacen. En realidad, compréndanlo o no, en vez de respeto, muestran desprecio por sus lectores”.

Señala que, más que los reporteros, son los editores quienen acarrean responsabilidad. Al no exigir que se suspenda la práctica, “nos dicen que las reglas son para otros, una creencia demasiado frecuente entre aquellos que ocupan los más altos peldaños de nuestros mundos políticos y empresariales”.

Artículo en inglés

Foto cortesía de mah_aaah via flickr