Una visión contraria a la narrativa sobre Ucrania la artículo el exembajador británico a Rusia, Anthony Brenton, en un artículo publicado en “The Guardian”.
“En general se acepta que la UE (en un modo espléndidamente descrito por un comentarista como ‘megalomanía impotente’) precipitó las cosas al torpemente intervenir en la parte más sensible del patio trasero de Rusia sin preguntarse seriamente cómo podría reaccionar. Esto no fue un error aislado, sino la culminación de 20 años en que el oeste simplemente no tomó en serio a Rusia, sobre todo con la guerra de Kosovo y la ampliación de la OTAN. Cuando Rusia reaccionó de esta forma (legalmente indefendible, pero históricamente comprensible) de la anexión de Crimea y la desestabilización del este de Ucrania, la visión occidental luego giró 180 grados para centrarse en la necesidad de ‘contener’ una intención revanchista Rusia empenãdo en la reconstrucción de la Unión Soviética”.
“Afortunadamente, ahora parecemos despertar a la realidad de que no estamos tratando con una Rusia revanchista, pero con una que hace sus cálculos con sobriedad”.
“No quieren pelear una guerra ni asumir la carga económica de la reconstrucción de este de Ucrania, pero tienen una lista mínima de requisitos — la neutralidad de Ucrania, más autonomía para los habitantes que hablan ruso — que tienen cumplirse antes de que se de marcha atrás.
“El mundo donde hemos vivido desde 1991, siempre ha sido una ilusión, que ahora se desvanece. Era una ilusión debido a las normas tan perfectamente incorporadas en la Carta de las Naciones Unidas, que de hecho, Occidente interpretaba a su gusto y como más le convenía, gracias a su superioridad económica y militar”,
Cuando occidente requería algunas excepciones a la regla —como en el caso de Irak, Kosovo o Israel— el resto del mundo se limitaba a gruñir en voz baja”.
“Ya no vivimos en un mundo en el que Occidente puede simplemente imponer sus puntos de vista”.
“La mejor salida para Ucrania, y para nosotros, sería un acuerdo con Rusia para lograr que los grandes poderes se retiren, como fue el caso con Finlandia durante la guerra fría y dar al país el espacio para convertirse en un éxito económico y político, lo cual sería entonces un ejemplo para Rusia”.