Si la suerte le sonríe en su próximo viaje a “Vegas”, y no sabe qué hacer con sus ganancias, por qué no comprarse una casa como ninguna. En el estilo recargado en los colores pasteles de la década del 1970, la residencia en 3970 Spencer Street ofrece varias habitaciones, tres baños, dos jacuzzis, una piscina, espacio para putear (golf, aunque para lo otro también ya que es en la ciudad del pecado), pista de baile y una fantástica flora falsa. Por la calle luce como cualquier otra en el vecindario, ¡pero 9 metros bajo tierra podrá pasar un año despreocupado del desastre nuclear! Las Vegas Review-Journal y Vegas Inc le dan más detalles.

Gracias: Rusty Blazenhoff, Laughing Squid

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