FB no like buttonPara Morgan Stanley, lejos de ser su momento apoteósico, el IPO de Facebook ha sido causa de vergüenza, a medida que organismos reguladores miran muy de cerca el proceso mismo de una oferta pública inicial y la compañía pierde miles de millones en valoración.

Escriben Evelyn M. Rusli y Michael J. De La Merced en el New York Times que tan solo días antes de que Facebook saliera al público, ya el nerviosismo había comenzado a afectar a algunos de los grandes inversionistas.

Dice el Times que después de advertir al público sobre los desafíos en los ingresos por la publicidad móvil (celulares y tabletas), ejecutivos de Facebook participaron en llamadas de conferencia para actualizar a sus analistas.

Analistas de Morgan Stanley y otras compañías indicaron a sus clientes que había que reducir las expectativas, agrega.

A un posible comprador se le dijo que los ingresos del segundo trimestre podrían ser un 5 por ciento menor que las estimaciones anteriores del banco, apunta el Times.

Con todo esto, señala, mientras los inversores intentaban digerir los acontecimientos, Morgan Stanley se ocupaba en fijar el precio y el tamaño de la oferta de acciones.

Mientras que algunas grandes instituciones (familiarizadas con las discusiones) reducían sus planes, llegaban otros pedidos grandes de los que no sabían nada.

Y los pequeños inversores se disputaban las acciones.

Al final, Facebook y los banqueros de Morgan Stanley decidieron que existía suficiente demanda e interés por Facebook para justificar un precio de oferta de $ 38 por acción.

Pero el mercado de valores ha pensado de otra manera, arrastrando el precio de las acciones en tan solo tres días de comercio y, con ellos, la reputación del banco, recordando a muchos la falta de regulación sobre Wall Street.

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