A la vez que permitía a los militares estadounidenses expresar abiertamente su orientación sexual, revocando la llamada ley “No preguntes ni digas”, al bloquear la reforma del sistema migratorio conocida como el “Dream Act”, la pesadilla de la vida en las tinieblas de la ilegalidad seguirá para centenas de miles de inmigrantes sin documentos, en su mayoría latinoamericanos.

El Senado estadounidense aprobó por 63 votos a favor y 33 en contra la ley que prohibía a los homosexuales de ambos géneros hacer pública su condición dentro de las Fuerzas Armadas. Ratificada en el Senado, la medida irá al presidente Obama para que la firme, poniendo fin a la polémica “Don’t ask, Don’t tell”, implementada en 1993.

El presidente Obama calificó de “avance histórico” el voto.

“Nuestra nación no denegará más el servicio a miles de estadounidenses patrióticos obligados a abandonar el Ejército, a pesar de una actuación ejemplar de muchos años, porque son homosexuales”, afirmó el presidente en un comunicado.

“Y centenares de miles más no deberán vivir en la mentira para poder servir el país que amamos”, agregó.

Pero para unas 726,000 jóvenes la ilegalidad continuará, al bloquear el Senado por 55 votos contra 41 el “Dream Act”.

La reforma, que abría una vía para legalizar a centenares de miles de jóvenes indocumentados llegados de niños a EUA y muchos de los cuales no han vivido en sus países de origen. Como requisitos, la ley antecedentes judiciales limpios y los muchachos que ingresaran a la universidad o prestaran su servicio militar.

Es un serio revés para las relaciones entre Obama y la población latina de EUA, cuyo voto fue instrumental en su victoria en el 2008 y que en la debacle electoral del 2010 salvó a algunos senadores demócratas como Harry Reid el actual jefe de la mayoría en el Senado.

Según Julia Preston del New York Times, el voto sobre inmigración puseo a la política de Obama en desbandada. “La votación en el Senado de bloquear un proyecto de ley para otorgar estatus legal a estudiantes inmigrantes ilegales hizo retroceder un movimiento emergente y rechazó la política de la administración”.

“Simplemente no había razón para no aprobar esta importante legislación”, dijo Obama. “Mi gobierno no renunciará al Dream Act ni a la importante tarea de arreglar nuestro sistema migratorio quebrado”, dijo Obama.

Sin embargo, la medida igual que la reforma migratoria en si enfrenta serias dificultades, entre ellas un congreso dominado por el partido republicano con congresistas y senadores cuyas campañas agitaron contra cualquier concepto de “amnistía”.

Así, cerró el Senado de EUA del 2010 realizando un sueño para unos, prolongando la pesadilla de otros.

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Foto cortesía de monewshorizon via flickr