Juan Manuel Urrutia¿Será que los líderes chinos se salieron con la suya?

El movimiento pro democracia que ha surgido en Hong Kong se merecía mejor suerte. Yo me hice muy pocas ilusiones porque todavía no estoy seguro que el movimiento pro democracia tuviera la razón de su lado. Pero si la tuvieran, creo que contaron con un apoyo internacional que no se dio.

A los demócratas de Hong Kong les pasó lo mismo que a los líderes de la primavera árabe cuyos resultados finales dejan mucho que desear.   Fuera de Túnez, en la mayoría de los demás casos, las intenciones de sus promotores fracasaron estruendosamente.  Libia es un desastre. En Egipto volvieron los militares después de uno que otro muerto. De los demás países ni hablemos.

En este mundo globalizado, el poder económico de los chinos que todo lo compran, ha ido cambiando las reglas del juego. Su estrategia para influir la agenda internacional es un férrea oposición a cualquier intervención de un Estado o de la “comunidad internacional” en asuntos internos de cualquier otro Estado, así han defendido a sus más obscuros aliados.

Pay time. Los líderes chinos que bloquearon y/o enmendaron resoluciones del Consejo de Seguridad arguyendo que la ONU no se debía inmiscuir en asuntos internos, en Sudán, en Irán, en Siria, ya han apelado al principio de la no intervención para advertirle a Occidente que no meta sus narices en un asunto que es de su fuero interno.

Para la prueba un botón, el embrionario primer intento de “solidaridad” en China continental por un grupo de artistas parece haber sido “abortado” discretamente.

Aparentemente los líderes chinos asumieron esta vez una inteligente actitud “tolerante”. Mientras escribo estas líneas las “revolución de los paraguas” se desinfla y Hong Kong vuelve a la normalidad.

¿Hasta dónde les quitó fuerza a los líderes del movimiento el saberse huérfanos de cualquier respaldo internacional? ¿Cuál fue el impacto de la “no intervención”?

El principio de la no intervención tiene sentido si uno se ubica en marco de la doctrina Monroe u otras concepciones imperialistas de las relaciones internacionales. Pero la creativa interpretación que le han dado los chinos y el zarputín es aún peor.

La intervención rusa en Ucrania inaceptable. El que Rusia diga que lo que pasa en el Este de Ucrania es un asunto interno de los Ucranianos, es un esperpento.

La cruel e inhumana represión a los levantamientos pro democráticos en Siria, que se dio al amparo de un Consejo de Seguridad paralizado por la retórica anti intervencionista de rusos y chinos, ha llevado no sólo al mundo árabe, sino a todo el medio oriente y de pronto a occidente a una situación de altísimo riesgo.

No podemos darnos a confusión, el Estado Islámico que nació en la guerra civil de Siria y se nutrió del despelote causado en Iraq por Bush, es una amenaza muy seria y lo que la comunidad internacional ha hecho hasta ahora es insuficiente.

Los líderes chinos tienen su lado de culpa en este caso. Se opusieron, junto con el Zarputin a una intervención de occidente cuando esta era posible y necesaria, aduciendo el principio de la no intervención. Los ingleses se asustaron y Obama metió el rabo entre las patas y después de ladrar durante dos semanas salió a esconderse debajo del sofá. Ahora le echa la culpa a la inteligencia de su país que supuestamente desestimó la gravedad de la amenaza.

A mí el cuento de la no intervención me tiene mamado.

A nombre de la no intervención, Assad se quedó en Siria y Sudán es un desastre.

A nombre de la no intervención el maduro ha cometido toda clase de violaciones de derechos humanos, está acabando con la economía venezolana y protege a terroristas de las FARC y según parece de Hezbolahh.

Mientras el Zarputin protege sus intereses en Siria en nombre de la no intervención, se le mete a la cocina a Ucrania, anexa Crimea y Occidente se enreda con sanciones inocuas.

Muchos líderes africanos cuentan con el respaldo de la política de no intervención de los chinos para cometer toda clase de bestialidades. Los chinos explotan su “no intervención” y se han ido apropiando de los recursos mineros de África.

Ni que decir del maduro.

La comunidad internacional debería crear definir el principio de la intervención. La gente debería poder exigirle a las Naciones Unidas que intervengan cuando los países demuestren que están gobernando en contra de los intereses de sus pueblos.

El principio de la intervención, salvaría, por ejemplo, a Zimbabwe y a Venezuela de la catástrofe. Hubiera, de pronto evitado el surgimiento del Estado Islámico, aunque seguramente esos bárbaros hubieran encontrado un caldo de cultivo en alguna otra parte.

Las locuras y veleidades de tiranos de todos los pelambres tendrían sus cortapisas.

Fotos cortesía chet wong via flickr