En la TV Larry Kudlow decía que economía estaba casi blindada mientras decía lo contrario a donantes

Asesores económicos de alto nivel de la Casa Blanca informaron en privado a poderosos financieros sobre sus preocupaciones sobre la inminente pandemia de coronavirus, mientras en público seguían insistiendo en que había poco de qué preocuparse, informa un memorando secreto obtenido por el New York Times.

Esta información privilegiada fue una bonanza para los inversores. Uno dio instrucciones de ventas en corto a todo, utlizando la expresión “sell short” Street, para apostarle a la idea de que los precios de las acciones de las empresas caerían pronto.

The New York Times obtuvo un memorando escrito por William Callanan, un veterano de los fondos de cobertura y miembro de la junta de la Hoover Institution.

Callanan resumió una serie de sesiones privadas que se celebraron en la Institución Hoover en febrero que reunieron altos miembros del equipo económico del presidente.

Este memo, dijo el New York Times, circuló entre la élite financiera.

El 24 de febrero en una sesión en la Casa Blanca, Tomas J. Philipson, un asesor económico senior del presidente, dijo al grupo que aún no podía estimar los efectos del virus en la economía estadounidense.

Horas antes, Larry Kudlow, uno de los principales asesores de Trump y bastante conocido por sus frencuentes entrevistas en la TV, había aparecido en CNBC para decir que el virus estaba siendo bloqueado de una manera que era “bastante hermética”, y que no había motivo de alarma.

“Esto lo tenemos ontenido”, dijo.”No diré hermético, pero si bastante hermético”. Añadió que, si bien el brote es una ‘tragedia humana’, probablemente no será una ‘tragedia económica’.

Por aquellos días, el mensaje de la Casa Blanca era que no había de que preocuparse. El mismo Donald Trump lo repitió una y otra vez.

Pero la realidad era otra y el presidente estaba al tanto de los peligros que enfrentaba el país, compartiendo con el periodista Bob Woodward información sobre la crisis de salud que se venía encima.

Este memorando muestra una vez más que poderosos sectores de la economía estadounidense se nutren de la miseria humana.

Inmoral, no cabe duda.

Criminal, probablemente.

¿Habrá alguien con suficiente valor para enjuiciar a los culpables? El tiempo lo dirá.