Primero las músicas punk de Pussy Riot y ahora los osos polares.

Eso podría decirse de esta fotografía, donde un magnífico ejemplar, está preso en la parte de atrás de un auto de policía ruso.

La realidad es algo diferente, sin embargo. Se trata de un activista de Greenpeace que, con un disfraz de oso polar, protesta contra la perforación en el círculo ártico en busca de petróleo.

Así no sea un oso de verdad, las mujeres de Pussy Riot siguen presas en las cárceles de Vladimir Putin.

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