El 17 de mayo del 2013 dejó de existir en un presidio argentino Jorge Rafael Videla, quien en un momento fuera un general de la república y encabezara la junta militar que en 1976 reemplazó al derrocado gobierno de Isabel Perón.
Juzgado en 1983, condenado a prisión perpetua bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, luego indultado por Carlos Menem en 1990, fue nuevamente juzgado en 1996 por robo de niños y en 1998 privado de libertad, primero bajo detención domiciliaria, y posteriormente internado en el presidio de Marcos Paz, en las afueras de Buenos Aires.
Videla, según indica una nota de la AFP, “Vivía en el ostracismo en un calabozo de la cárcel de Marcos Paz (periferia sudoeste) donde escribía memorias y rezaba junto a una modesta cama debajo de un crucifijo, con casi nula conexión con el mundo exterior”.
Solo días antes había comparecido ante un tribunal donde enfrentaba nuevos cargos criminales por su su participación en el llamado Plan Condor, la colaboración entre gobiernos sudamericanos para desaparecer, torturar y aterrorizar toda disidencia.
Desafiante, el militar destituido se plantó frente a los jueces “con la pose marcial típica de un general de la antigua educación prusiana del ejército argentino”, dice la AFP. Desconoció la jurisdicción de la corte.
Durante aquella, su última salida pública, ya llevaba el dolor físico de una caída que le pudo haber fracturado una cadera y causarle la muerte, según informa Mariano Wullich en La Nación.
Poco antes, en febrero de 2012, la revista española Cambio16 había publicdo un reportaje sobre Jorge Rafael Videla, realizado por el sociólogo Ricardo Angoso.
Lo reproducimos tal cual publicó Cubadebate.
En una nota posterior, el periodista Horacio Verbitsky destacó el “enorme valor histórico” de esa entrevista en la cual el dictador reivindicó el accionar de las Fuerzas Armadas, habló del apoyo al golpe de algunos partidos políticos y la Iglesia Católica, y consideró que los indultos de Carlos Menem corrigieron el “error” de condenar la represión de Estado.
– Las Fuerzas Armadas ofrecieron cuatro cursos de acción y el gobierno justicialista eligió el más drástico y rápido. El presidente interino Italo Luder les dio “licencia para matar”.
– Con tan amplios poderes “casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado”, que se debió a “otras razones”. Así alude al “peor crimen de la dictadura, la miseria planificada de millones”, como escribió Walsh.
– El líder de la oposición, Ricardo Balbín, le preguntó si estaban “dispuestos a dar el golpe”. Videla lo interpreta como otra licencia. “Los radicales apoyaban el golpe, estaban con nosotros”.
“Los empresarios también colaboraron”, por medio del ministro de Economía Martínez de la Hoz.
– “Mi relación con la Iglesia Católica fue excelente, muy cordial, sincera y abierta”, porque “fue prudente”, no le creó problemas ni siguió la “tendencia izquierdista y tercermundista” de “otras iglesias del continente”. Condenaba “algunos excesos”, pero “sin romper relaciones”. Con el presidente de la Conferencia Episcopal, Cardenal Raúl Primatesta, hasta “llegamos a ser amigos”. Sobre el conflicto interno, que Videla llama guerra, “también tuvimos grandes coincidencias”.
– Además “teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad”.
– Por primera vez, Videla admitió el método del secuestro de personas y su posterior asesinato. El vocablo desaparecido, que usaron por comodidad, para no dar explicaciones, fue “encubridor de otras realidades”. Dijo que los asesinados así habían sido 7.000, el mismo número que reconoció Díaz Bessone. Añadió que “sabemos quiénes murieron y en qué circunstancias”.
– Consideró “correcto” el enfoque de los tres niveles de responsabilidad de Alfonsín, quien “se ciñó al derecho”, actuó “con decoro” y en “forma prudente”. Además dictó las leyes de punto final y obediencia debida. “Aunque cometió errores, la Justicia funcionaba”.
– Menem enmendó esos errores y “cumplió a través de los indultos”.
– El peor momento para los militares ocurre “con la llegada de los Kirchner al gobierno. Ha habido una asimetría total en el tratamiento a las dos partes enfrentadas en el conflicto”.
– Hoy “la República está desaparecida”, porque no hay justicia sino venganza.
Foto via CD