Desgracia en otros

La noticia de que los inquilinos de La Casa Blanca han sido diagnosticados con Covid-19, fuera de dejar atónito al mundo, está causando en las redes sociales una gama de reacciones entre el gran segmento del público adverso a Donald Trump.

Unos se alegran y lo han dicho abiertamente, manifestando su júbilo con comentarios como, “Ojalá que lo visiten otros miembros de su gabinete”; “Que se tome su dosis de Clorox” y similares.

Otros han dicho cosas en el sentido de “siembra cuervos y te sacarán los ojos”. “¿Ahora si crees en el virus?”. “Karma”.

Muchos recuerdan a los 205,000 muertos y más de 7 millones de contagios. También se han mencionado las múltiples veces que el presidente ha mentido sobre el virus: minimizando las consecuencias, primero; promoviendo productos que no sirven para nada; atacando a los médicos que han prevenido sobre las mortíferas consecuencias del virus. Más recientemente, en sus actos de campaña, ha asegurado que ya el país “ha volteado la esquina” en la lucha contra el virus.

Otros han mostrado empatía enviando deseos de una pronta recuperación al presidente, su esposa y sus hijos.

Eso nos lleva a hacer una pregunta para la cual no tenemos respuesta: ¿El schadenfreude — esa magnífica palabra alemana bastante común en el inglés que significa la alegría que produce en alguien el sufrimiento y la humillación de otro — un sentimiento cruel, inapropiado o falto de ética?

Algunos aseguran que la decencia humana exige que ante un riesgo que afecte la existencia misma de una persona se deben poner de lado las diferencias — hasta que se supere la situación.

Hacerlo, sostiene el argumento, mejora es señal de humanidad. De calidad. Es un concepto que, en cierta medida, incorpora el pensamiento cristiano del perdón y es una versión del “No desees para otros lo que no desees para tí”.

Algunos, al comparar esta respuesta con el schadenfreude que ellos han expresado dicen, “Eres mejor ser humano que yo”.

Pero el argumento tiene otra cara. Y es esta: Por qué desearle recuperación a una persona que ha causado enorme mal a la humanidad.

¿Rezarías porque Hitler se mejore? Charlie Manson ¿sufrió de cáncer le desearías pronta recuperación?

Gran parte de la oposición a Trump lo culpa no solo por los estragos del Covid-19, sino también por el impulso a las bandas paramilitares, el apoyo irrestricto al nacionalismo y supremacismo blanco, la inhumana separación de familias en la frontera, el apoyo a los asesinos de una periodista saudí, la venta de armas en el Medio Oriente que ha causado miseria humana en Yemen. Por mencionar solo unas de las acusaciones.

Igualmente, han puesto en peligro a miles de personas por su irresponsabilidad y falta de transparencia. En el caso de la asistente Hope Hicks, intentaron impedir que se hiciera público.

Si se recupera y gana la elección es casi inevitable que siga implementando estas políticas y aumentando el sufrimiento humano, dice esa manera de pensar.

La respuesta para este dilema es totalmente subjetiva.

Si alguien que se oponga a toda la inmundicia (porque no hay otra palabra para describir) de Trump le desea pronta recuperación, está en su derecho.

Pero también tienen cierto derecho quienes sienten un poco de Schadenfreude al ver esta sorpresa de la vida — que, dada la irresponsabilidad de la Casa Blanca respecto a la pandemia, no sorprendió a nadie y si sorprendió a todos.