Visita de May a TrumpVIA ACTUALIDAD DW. Que un nuevo presidente de Estados Unidos reciba a un premier británico como su primera visita extranjera en la Casa Blanca no es nada fuera de lo común, dada la historia y visiones que comparten Londres y Washington.

Es por eso que tantas veces las relaciones Estados Unidos-Reino Unido han sido calificadas de “especiales”. Sin embargo, cuando el presidente que hace de anfitrión es Donald Trump y la primera ministra es Theresa May, algo que normalmente sería una historia poco trascendente adquiere nuevos ribetes, más interesantes.

La visita de dos días se inició el 26 de enero, durante la acelerada primera semana del nuevo presidente.

Trump no solo ha expresado su apoyo de forma pública y controvertida a la salida de Reino Unido de la Unión Europea, sino que también se ha referido a su propia sorprendente victoria en las presidenciales como la versión estadounidense del “brexit”. May, por su parte, se ganó el difícil trabajo de sacar a Reino Unido de la UE. De alguna manera, entonces, ambos están ligados.

Interés común: “Yo creo que ambos tienen razones suficientes para concretar esta reunión aun cuando no haya nada sustancial que hablar, y espero que parezca escenificar una relación especial, que es lo que ambos buscan”, dice James Goldgeier, decano de la Escuela de Servicios Internacionales de la Universidad Americana. Con Trump todavía en su primera semana como presidente, tratando de poner en operación al personal y la administración, es difícil que haya decisiones concretas.
Cambio radical en las políticas estadounidenses: Lo que sí se espera, sin embargo, es que ambos líderes declaren su intención de negociar un acuerdo bilateral de libre comercio. Trump lo había prometido cuando dijo que Londres no tendría que esperar por un tratado con Estados Unidos, justo cuando su predecesor, Barack Obama, advertía sobre el referéndum del “brexit”.

Y para May, que ha optado por un “brexit” duro, es extremadamente importante no solo ser recibida con pompa en la Oficina Oval, sino también tener la certeza de que la administración de Trump tiene la intención de alcanzar un nuevo acuerdo.

Alivio del dolor: “Si Theresa May puede mostrar progresos en el establecimiento de este tipo de acuerdos bilaterales, el ‘brexit’ será menos doloroso”, dice Dan Reiter, profesor de ciencias políticas en la Universidad Emory, en Atlanta. Esto es especialmente relevante cuando el socio comercial no es un país menor, sino Estados Unidos, más allá de que un acuerdo de este tipo todavía esté a varios años de concretarse, pues Reino Unido no puede firmar tratados hasta abandonar la UE.
Si bien la visita de May a Trump es vista como importante más bien a nivel interno en ambos países, la verdad es que no es tan así. “Es simbólico, pero también un poco más que eso”, dice Theodore Bromund, investigador y experto en relaciones anglo-estadounidenses en la Fundación Heritage, un think tank conservador asentado en Washington.

¿La UE? No importa: “Yo creo que Estados Unidos está a punto de romper con la política hacia Europa que ha tenido desde la Segunda Guerra Mundial, adoptando ahora una actitud hacia Bruselas de ‘no me interesa'”, agrega el experto. Al recibir a la premier encargada de sacar a Reino Unido de la UE, Estados Unidos envía una fuerte señal de la importancia que la administración de Trump asigna a Gran Bretaña y cómo ve con distancia a la UE.

En el gobierno de Trump la UE podría pasar a segundo plano.

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