Publicado en el Wall Street Journal el 22 de diciembre del 2012. Traducida con autorización especial. Por Marc Myers.
Al filo de la medianoche en la víspera de Año Nuevo, a medica que el 1947 cedía el paso a 1948, los músicos sindicalizados en EUA recibieron la orden de dejar de grabar discos. Durante casi un año, los estudios de grabación permanecieron en gran parte silenciosos mientras que la Federación Americana de Músicos (AFM por sus siglas en inglés) exigía que las compañías discográficas pagaran un porcentaje de las ventas a un fondo sindical creado para ayudar a mantener a los músicos desempleados.
Cuando la prohibición de grabaciones terminó en diciembre de 1948, el sindicato ganó — pero la industria discográfica había sufrido una transformación. Durante la disputa, se presentó para el mercado adulto un disco de mayor duración, seguido por un segundo que se hizo popular entre los adolescentes. Ambos formatos de grabación marcaron el comienzo de una nueva era en el jazz y el R & B y llevaron al surgimiento del rock ‘n’ roll.
Hoy día, en la era digital, es difícil imaginar un momento en que los músicos profesionales en su conjunto puedan poner de rodillas a la industria discográfica. Pero en la década de 1940, la música y el cine dominaban la cultura estadounidenses y el sindicato que representaba a los músicos gobernaba con mano de hierro.
Durante las décadas que precedieron a la prohibición de 1948, el sindicato había estado librando una dura batalla contra la tecnología. Mientras que el fonógrafo, discos, radio, el cine sonoro y la máquina de discos habían enriquecido a talentosos artistas de grabación, también había creado un desempleo creciente entre los músicos comunes y corrientes. En los años 30, decenas de miles de músicos fueron desplazados cuando el cine sonoro o “talkies” eliminó la necesidad de la música en directo durante las películas, y los bares y restaurantes empezaron conectar máquinas de discos.
Pero el principal problema del sindicato fue la radio, que había sido uno de los mayores empleadores de músicos profesionales. Desde los años 20, las estaciones habían contratado músicos para tocar música en vivo para los oyentes. Pero a partir del comienzo de los años 40, las estaciones estaban dedicando más de tiempo en el aire a los discos.
El sindicato de músicos había intentado detener la tendencia. Se ejerció presión en las estaciones de radio en los años 30 buscando destruir los discos después de tocarlos una vez y contratar a más músicos. Pero en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, los intentos de presionar a la radio produjeron la ira del gobierno federal.
Así que el sindicato cambió de táctica en los años 40 y fue tras el origen de sus problemas, la industria discográfica, que estaba dominada por Columbia, RCA y Decca. En 1942, el sindicato lanzó su primera prohibición de grabaciones, y al cabo de un año, una Decca casi en bancarrota acordó pagar honorarios a un nuevo fondo de sindicato creado para contratar músicos desempleados.
En cuanto a los competidores más ricos de Decca — Columbia y RCA — ellos aguantaron un año más, con la esperanza de que una nueva administración amistosa a los negocios, barriera en Washington en 1944. Pero cuando el presidente Roosevelt fue reelegido en noviembre, los dos gigantes de la grabación cedieron y aceptaron los términos del sindicato.
El Congreso no estaba contento. Después de la prohibición de 1942-44, los legisladores aprobaron una ley que prohibe a los sindicatos controlar sus propios fondos de desempleo. Envalentonados por la ley, de la industria discográfica dijeron al sindicato en 1947 de que no iba a renovar su contrato original a fin de año. El sindicato se preparó para una segunda prohibición.
Pero Columbia había aprendido una lección de la primera vez. La compañía sabía que el verdadero problema del sindicato era con la radio, no con los discos. El sindicato no tenía problemas con máquinas de discos, ya que generaba ingresos. Pero la repetición gratis por la radio de discos era diferente.
Para Columbia, la solución era simple. Ya que el sindicato no se oponía a la venta de discos a los consumidores — sólo el que los pasaran en la radio — la compañía desarrolló un nuevo formato dirigido al mercado interno en expansión, evitando por completo la radio.
En junio de 1948 — alcanzada la mitad de la segunda prohibición –Columbia dio a conocer su nuevo producto para el hogar: un disco más grande, de mayor duración que giraba a la velocidad de 33 1/3 revoluciones por minuto. El LP en vinilo o “álbum”, como llegó a conocérsele, era una gran mejora sobre el existente de 78-rpm, que ofrecía sólo tres minutos de gruesa fidelidad por cada lado. Por el contrario, el nuevo LP de 10 pulgadas puede almacenar hasta 15 minutos por cada lado, mientras que la versión de 12 pulgadas– producida inicialmente para la música clásica — podía contener hasta 22 minutos y medio por cada lado. Al principio, el LP contenía música grabada previamente en 78.
Cuando la segunda prohibición terminó en diciembre de 1948, el sindicato mantuvo su fondo, pero el control se cedió a un administrador independiente, y los activos de los fondos tuvieron que ser utilizados para contratar a los músicos desempleados para conciertos públicos gratuitos. La radio siguió tocando discos de 78 rpm sin interferencia sindical, ya que mayores ventas significaban mayores honorarios pagados. Y el LP comenzó a hacerse popular.
Para no quedarse atrás, RCA lanzó su propio formato de vinilo nuevo en enero de 1949 — el de 45 revoluciones. Al principio, el disco de 7 pulgadas, con un agujero grande fue posicionado para competir con el LP. Pero cuando el lucrativo grupo de artistas clásicos de RCA comenzó a desertar a Columbia en los años 50, la RCA se unió a la revolución LP.
En cuanto a los 45, sellos discográficos más pequeños comenzaron a utilizarlo como una alternativa más eficiente a los 78. Para gran sorpresa de todos, los 45 encajaron en forma instantánea con las máquinas tocadiscos y la radio — especialmente porque Washington otorgó más licencias a emisoras de radio independientes.
Por comienzos de los años 50, pequeños sellos estaban usando máquinas portátiles para grabar artistas regionales de R & B, dando lugar a presentarles en las emisoras locales. Con la popularidad de R & B llegaron fonógrafos portátiles a precios asequibles: los iPods de su época — y pronto los adolescentes llegaron a ser los mayores consumidores del “single”, abriendo el camino para el auge del rock a mediados de la década.
Las ganancias del LP también abrieron nuevas puertas creativas. El jazz comenzó a aparecer en discos de 10 pulgadas a comienzo de la década de 1950 y luego en álbumes de 12 pulgadas. Pero las etiquetas del jazz como Blue Note, Prestige y Saboya necesitaban una manera de reducir sus gastos generales. Discos más largos significaban que había que reducir al mínimo número de interpretaciones de jazz de las canciones por compositores de Tin Pan Alley para bajar los costosos pagos por derechos de autor.
La solución consistió en publicar y grabar más composiciones originales de artistas de jazz y presentar un menor número de pistas de cada lado del LP. Esto fue posible al pedir a los músicos de jazz que alargaran sus solos improvisados, algo que no sólo dejó satisfechos a los consumidores que buscaban una experiencia de club nocturno en el hogar, pero también ayudaron a convertir en sensaciones nacionales a músicos de jazz como Miles Davis, Dave Brubeck, Sonny Rollins, John Coltrane y muchos otros.
Con la aceptación del mercado del LP y el 45, se dispararon las ventas de discos y de fonógrafos de tres velocidades y la industria se dio cuenta de que los consumidores pagarán más por una fidelidad mejorada. Es una estrategia que la actualmente asediada industria de grabación podría encontrar útil.
Marc Myers es el autor de “Why Jazz Happened” (University of California Press). Su columna fue adaptada de su libro.
Publicado originalmente en Wall Street Journal
Imagen: San John Coltrane, Wikipedia
