Patria o muerte: ¡compraremos!
¡Vender al morir!
¡Vender y comprar!
¡Permutar!
Y todas las variantes del mundo de los bienes raíces.
Para un pueblo que por mas de medio siglo ha coreado slogans, esas podrán ser las nuevas consignas de los cubanos que a partir del 10 de noviembre podrán realizar transacciones capitalistas al abrirse el mercado al área de la vivienda.
Escribe Damien Cave en el New York Times que, al entrar en vigencia la nueva ley, tanto ciudadanos como residentes permanentes en Cuba podrán comprar y vender bienes raíces, siendo este el cambio más importante que ha aprobado el gobierno del presidente Raúl Castro.
Todavía no se ha publicado todos los detalles de la nueva ley que tendrá serios efectos en la isla.
En Cuba se vive por años una aguda escasez de vivienda, hasta el punto que en casos de divorcios las parejas siguen en el mismo sitio porque no tienen a donde irse.
Ahora, según el Times, los cubanos podrán tener dos casas [una para vivir (residencia) y otra para gozar (vacaciones)].
Dice que el límite de dos casas por familia podría ser un intento de impedir que se concentre la propiedad en manos de los más acomodados.
Igualmente, el gobierno reconocerá ventas, compras y permutas incluso en casos de “divorcio, muerte o salida permanente del país”, dice.
Una posible consecuencia, apunta, es que muchos cubanos vendan sus residencias y usen el dinero para marcharse.
Pero otros anticipan efectos aún más radicales.
La ciudadanía espera el cambio con cierto nerviosismo; los urbanistas están listos para evaluar profundas transformaciones en el panorama urbano y los economistas están analizando los efectos de un flujo súbito de miles de millones de dólares a la economía de la isla, dice.
