Actualidad Deutsche Welle. Stephen Bannon no tiene nada en contra de su imagen sombría. Es más, la disfruta y bromea al respecto. En una entrevista de noviembre de 2016, poco después de su nombramiento como asesor de Trump y estratega jefe, dijo: “La oscuridad es algo bueno. Dick Cheney, Darth Vader, Satanás. Eso es el poder”.
Después de su tiempo en la Marina de Estados Unidos, se hizo millonario trabajando para Goldman Sachs y luego como productor de cine. Entre 2012 y 2016 dirigió la página web derechista “Breitbart News Network”. Quien quiera saber cómo Bannon ve el mundo, sólo tiene que echar una mirada al portal Breitbart. Bannon mismo dijo que Breitbart es la “plataforma de la derecha alternativa”. Y que sus seguidores están en contra de la globalización, son muy nacionalistas y se oponen al sistema político establecido”. También en el debate sobre los símbolos de los Estados Confederados de América, que en la Guerra Civil defendieron la esclavitud, Breitbart tomó una posición clara: “Álcenla bien y con orgullo. La bandera de los confederados representa una herencia gloriosa”.
Un ideólogo: A diferencia de Trump, Bannon es un ideólogo. Según su propia versión, su interés por la política despertó en la Marina en 1979 cuando escuchó, a bordo de un buque de guerra, de la toma de rehenes estadounidenses en Teherán. En su opinión, el entonces presidente demócrata, Jimmy Carter, no respondió de manera suficientemente decisiva.
Por su parte, Bannon admiró al sucesor de Carter, Ronald Reagan. Sin embargo, Bannon detesta tanto el partido republicano como a los demócratas. Bannon y Breitbart son en gran medida responsables del éxito del movimiento conservador de derecha Tea-Party. Cuando Trump decidió competir en la carrera por la presidencia, Bannon se enganchó inmediatamente y utilizó el portal Breitbart para promover la campaña del magnate, primero dentro del partido republicano y luego contra Hillary Clinton.
Trump fue, a ojos de Bannon, el hombre adecuado para sacudir profundamente la política estadounidense. En una entrevista de 2013, Bannon se definió como leninista, porque Lenin quería acabar con el Estado y eso también era su objetivo. “Quiero derrumbar todo y destruir el poder establecido”, dijo Bannon, según la página web “The Daily Beast”. En 2016 se le preguntó si Breitbart era racista y antisemita. Bannon respondió: “¿Hay antisemitas en la derecha alternativa? Por supuesto. ¿Hay racistas? Sí, seguro. Pero no creo que el movimiento en general sea antisemita”.
Ya no es intocable: Todo esto no le ha perjudicado en su ascenso. Trump se siente obviamente comprometido con Stephen Bannon debido al apoyo que éste le proporcionó desde la derecha. Trump a su vez convirtió a Bannon en un primer momento en su asesor más importante. Se dice que Bannon fue responsable entre otras cosas de la retirada de Estados Unidos del acuerdo sobre el cambio climático de París y de los decretos sobre las restricciones de inmigración. Pero al poco tiempo, la estrella de Bannon comenzó a apagarse. En abril fue retirado del Consejo de Seguridad Nacional. El yerno de Trump, Jared Kushner, parece haberle quitado el puesto como asesor más importante de Trump.
Pero Bannon también se encuentra bajo fuego por otra razón. Las peleas entre él y Herbert Raymond McMaster, asesor de Seguridad Nacional del presidente, han alcanzado un nivel que impide cualquier cooperación, según fuentes internas. Trátese de Irán, Afganistán, Oriente Medio o de cuestiones personales: Mcmaster y Bannon no parecen estar de acuerdo en nada.
Donald Trump defendió recientemente a Bannon. “No es un racista. Es una buena persona y los medios lo tratan muy mal”, dijo el mandatario. Pero el respaldo del presidente deja mucho por desear en cuanto a su futuro: “Veremos lo que pasa con el señor Bannon”, dijo Trump en declaraciones a la prensa en la torre que lleva su nombre en Nueva York. Sin duda, los rumores sobre un despido o descenso de Stephen Bannon seguirán brotando.
Christoph Hasselbach (GG/VT), Actualidad Deutsche Welle