No es el tipo de artículo que la administración Obama quisiera ver en el Washington Post: Las bombas de EUA contra el Estado Islámico han enfurecido a la gente que pretende ayudar hasta el punto que “está socavando todo el esfuerzo”.
Eso escribe Liz Sly en base a entrevistas con analistas militares y líderes de las fuerzas rebeldes en Siria.
“El principal beneficiario de los bombardeos hasta el momento parece haber sido el presidente Bashar al-Assad cuyas fuerzas se han aprovechado en el cambio en el balance militar para aumentar sus ataques contra los rebeldes moderados que el Presidente Obama ha designado como aliados de EUA en la guerra contra los extremistas”.
Según funcionarios militares de EUA, los ataques forman parte de una estrategia más amplia que podría tardarse años en implementar.
Dice Washington Post que las bombas, cuyo objetivo son reducir la infraestructura civil y militar en las áreas controladas por los extremistas, han tenido el mayor efecto en la población civil, que se ve ahora afectada por escaceses y otras dificultades de una zona bajo incesantes ataques por aire.
Al mismo tiempo, agrega, los efectivos del EI han dejado de movilizarse en convoyes con equipo capturado y utilizan vehículos particulares. Igualmente, los yihadistas extranjeros se han retirado de las lujosas villas que antes ocupaban y ubicado en áreas más centrales, con la población civil.
En este sentido han mostrado capacidad de ajuste táctico, dice.
Turquía, aliado clave en el esfuerzo, hasta el momento no ha hecho nada para ayudar a la coalición que encabeza EUA, agrega.
Algunos de los grupos rebeldes sirios que inicialmente pidieron los misiles y bombas ahora se oponen a ellos.