Tras la ceremonia conmemorativa honrando las víctimas del atentado en Tucson donde murieron 6 personas y otras 14 resultaron heridas, la Primera Dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, escribió una carta abierta a los padres de EUA.

Reproducimos el texto en su totalidad, en una traducción de El Molino.

Estimados padres y madres,

Igual que tantos estadounidenses a través del país, Barack y yo hemos quedado consternados y llenos de pesar por los horribles actos de violencia que tuvieron lugar en Arizona este fin de semana pasada. Ayer, tuvimos la oportunidad de asistir a una ceremonia conmemorativa y conocer a algunas de las familias de quienes perdieron sus vidas, quedando ambos conmovidos por su fuerza y determinación frente a una tragedia de estas dimensiones.

Como padres de familia, un acto de este tipo nos toca especialmente cerca. Nuestros corazones se llenan de dolor por aquellos que perdieron sus seres queridos. Nos hace querer abrazar a los nuestros un poco más fuertemente. Y nos lleva a pensar sobre lo que un acto de este tipo dice acerca del mundo en que vivimos — y el mundo en que van a crecer nuestros niños.

En los días y las semanas venideros, a medida que luchamos con estos temas, muchos de nosotros veremos que también nuestros hijos se están esforzando por comprender. Las preguntas que me han hecho mis hijas son las mismas que harán a ustedes muchos de sus hijos — y de las que no hay respuestas fáciles. Pero nos darán una oportunidad para que como padres enseñemos algunas valiosas lecciones — sobre los valores que sostenemos; y acerca de cómo encontrar la esperanza en momentos en que parece tan distante.

Podemos enseñar a nuestros hijos que aquí en los Estados Unidos, en los momentos de crisis, nos aceptamos los unos a otros y nos apoyamos. Y esto lo podemos lograr en una manera modesta — sea enviando una carta, pronunciando una oración, o simplemente manteniendo en nuestro pensamientos a las víctimas y sus familias.

Podemos enseñarles el valor de la tolerancia — la práctica de asumir lo mejor, en vez de lo peor, de las personas que nos rodean. Podemos enseñarles a dar a los otros el beneficio de la duda, especialmente con aquellas personas con quienes están en desacuerdo.

Igual podemos enseñar a nuestros hijos sobre los enormes sacrificios que realizan los hombres y mujeres que prestan su servicio a nuestra nación, igual que sus familias. Podemos explicarles que aunque no estemos de acuerdo con nuestros representantes, cualquier persona que entra a la vida pública lo hace porque ama a su país y quiere servirlo.

Ese fue el llamado de Christina Green. Perdió su vida cuando tenía solo nueve años. Pero había ido a aquella tienda aquel día porque sentía pasión por servir a los otros. La acababan de elegir al concejo estudiantil de su escuela y quería conocer a su congresista para aprender más sobre la política y sobre la vida pública.

Y esto es algo más que podemos hacer por nuestros niños — podemos hablarles de Christina y lo mucho que quería ayudar. Podemos hablarles de John Roll, un juez con una gran reputación de justicia; de Dorothy Morris, dedicada a su esposo, su amor desde la escuela, con quien llevaba 55 años de casada; Phyllis Schneck, abuela que cosía delantales para recaudar fondos en su iglesia; sobre Dorwan Stoddard, obrero de la construcción retirado que ayudaba a los vecinos con menos suerte; y sobre Gabe Zimmerman, incansable trabajador comunitario del equipo de la congresista Giffords, siempre buscando ayudar a la gente que luchaba y quien estaba comprometido para casarse el año entrante. Les podemos hablar sobre el valor de los hombres y mujeres que arriesgaron sus vidas aquel día para salvar a otros. Y podemos trabajar en conjunto para honrar su legado siguiendo su ejemplo — al abrazar a nuestros compatriotas; al defender lo que consideramos correcto; y al contribuir en la medida que podamos para servir a nuestras comunidades y a nuestro país.

Atentamente,

Michelle Obama

Michelle Obama es la Primera Dama de los Estados Unidos

Foto cortesía Casa Blanca