Una nueva técnica para examinar las pinturas renacentistas provee detalles ocultos durante siglos al ojo humano, incluyendo decoraciones en oro y plata, que podrían ayudar a los historiadores del arte a restaurar y conservar muchas obras de arte.
Pruebas con Thermal Quasi-Reflectography o (TQR) se realizaron en la capilla de Teodolinda de la Catedral de Monza, en Italia, dejando a los científicos maravillados al ver cómo colores opacos e inermes cobraban vida.
Según Stephanie Pappas de LiveScience, los conservadores siempre han usado partes del espectro de luz no visible al ojo para encontrar los detalles en las pinturas antiguas.
La luz infrarroja, dice, tiene longitudes de onda más larga que la luz visible. Al tomar imágenes de las obras en estas longitudes de onda largas, los científicos pueden ver los lugares donde las capas han sido pintadas con nuevas capas, revelando dibujos preparatorios y los cambios (pentimentos) realizados por el mismo artista.
Otras técnicas usan la energía térmica o calor para investigar los materiales que se emplearon en la producción del cuadro, a la vez que delatan los defectos estructurales, apunta.
Por ejemplo, un punto de pintura con una burbuja de aire emitirá menos calor que los puntos donde la pintura está al ras debido a las propiedades aislantes de aire, explica.
La nueva técnica TQR le da una vuelta total a la anterior.
En lugar de medir el calor emitido por una pintura, los investigadores pusieron una lámpara de halógeno del espectro infrarrojo medio en los frescos y midieron la cantidad de luz reflejada. Una cámara especial logra registrar la imagen creada al rebotar la luz en el arte.
TQR, dice LiveScience, se ensayó en dos frescos o murales creados en yeso húmedo durante el siglo XV. Los científicos lograron ver detalles adicionales como armaduras que el ojo no percibe, líneas con un trazo firme incluso los dedos de un soldado agarrando un bastón de mando.
Los pigmentos de oro y plata son altamente reflejantes, lo cual llena de destellos estas pinturas.
