La quema de los Qurans, ElMolinoonline.comEl New York Times publica en su edición digital un extenso artículo sobre el incidente de la quema de 1,652 Qurans, el libro sagrado musulmán, por soldados estadounidenses en la prisión de Parwán, en Afganistán, donde se encuentran detenidos unos 3,000 presuntos extremistas islamistas.

Autoridades afganas y una comisión del ejército de EUA siguen investigando el incidente que dio pie a una serie de protestas en las que han muerto más de 29 personas, incluyendo al menos seis militares estadounidenses.

En pocas palabras, concluye Alicia J. Rubin, fue un error sin malicia por parte de las autoridades pero que “ofrece una parábola sobre las terribles consecuencias que pueden traer la falta de sensibilidad sobre los valores afganos, no obstante el entrenamiento cultural que se requiere para la mayoría de los soldados de EUA en esa nación”.

Más alarmante aún, dice, es el hecho de que algo como esto pueda suceder después de 10 años de guerra en el mundo musulmán, “en el que el mero rumor de profanación del Quran había generado crisis anteriores en Afganistán en Iraq”.

El Times indican que los administradores estadounidenses de la prisión de Parwán sospecharon que los detenidos estaban comunicándose mediante notas escritas en Qurans y otros libros sagrados para planificar un posible ataque.

Decidieron confiscar los libros.

Al ser incapaces de examinarlos todos (en muchos casos por la cantidad de ellos; en otros porque no entendían el idioma pastún) optaron por destruirlos, llevándolos al incinerador, algo que es un sacrilegio para la religión musulmana, la cual es bastante específica sobre qué hacer cuando un libro sagrado debe ser retirado.

Fue al incinerarlos que algunos empleados afganos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo; lo comunicaron a sus superiores y la voz corrió, enciendo la situación actual que explotó el 20 de febrero.

Explica el Times que el Concejo de Ulema, los religiosos afganos investigando el incidente, considera que los supuestos mensajes en los libros eran únicamente anotaciones personales.

“Vimos notas en las márgenes de los libros en que algunos de los detenidos habían escrito recuerdos de su encarcelamiento, su nombre, el de su padre, el sitio donde fueron detenidos”.

Los estadounidenses sencillamente no saben qué decían, porque no entienden.

El incidente también muestra las profundas diferencias entre los conceptos estadounidense y afgano de la justicia, apunta el Times.

Los funcionarios de EUA recalcan que no se insultó deliberadamente y que las disculpas (incluso la del mismo presidente Barack Obama) deben bastar.

Pero ello no ha aplacado a los afganos, agrega el Times, quienes exigen identificación y castigo públicos a los culpables por lo que consideran una profanación de la palabra de Dios.

El ejército de EUA piensa enjuiciar al menos a seis personas, entre ellos varios “líderes” y un intérprete, dice el Times.

Artículo en inglés