Jacobo Arenas y MarulandaCon el inicio formal de una nueva ronda de negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, El Molino Online ha abierto sus páginas a este importante proceso, cuyas repercusiones podrían afectar el futuro de nuestro continente.

El portal Arco Iris publicó hace algunos días un interesante artículo por el periodista colombiano Luis Eduardo Celis — un recuerdo de las reuniones en 1983 entre la dirección de las FARC y representantes del gobierno del presidente Belisario Betancur Cuartas.

Encabezó las negociaciones Otto Morales Benítez, nombrado Consejero de Paz, dice Celis.

“Morales Benítez, un hombre de iniciativa y comprometido con la tarea encomendada, logró el apoyo del Partido Comunista para este propósito, logrando que la dirección, en cabeza de Gilberto Vieira, designara a Alberto Rojas Puyo, para liderar estos contactos con las Farc”.

El primer encuentro, dice Celis tuvo lugar a fines de de enero de 1983, con la asistencia de una delegación del gobierno integrada por Otto Morales,  Rafael Rivas Posada, Alberto Rojas Puyo y John Agudelo Ríos.

Por parte de las FARC, participaron Manuel Marulanda Vélez, Jaime Guaraca y Jacobo Arenas.

Así narró la periodista Olga Behar los detalles de esta primera reunión:

“Viajaron hasta Colombia, un pueblito perdido del Huila. De allí, a lomo de mula durante tres horas, hasta que llegaron a una vereda, en la que estaba una casita -propiedad de un colono- en la que se encontraron con los miembros del Estado Mayor de las FARC. Estaban los jóvenes y los mayores. Los primeros vigilaban; los segundos daban su versión sobre la paz y preguntaban, ávidos de conocer los planes del Gobierno para llegar a ella”.

Al finalizar la reunión de dos días, continúa Celis, dijo el comisionado Otto Morales que las FARC se mostraron interesadas por, “Cómo se van a expresar las minorías, cómo van a poder manifestarse, cómo va a ser la reforma política, si va haber o no esa reforma política”.

Son preocupaciones que siguen vigente en las conversaciones actuales, dice.

Recuerda Celis el trágico desenlace del proceso:  “El genocidio contra la Unión Patriótica (UP), el principal acuerdo logrado en este proceso en los siguiente años para que las FARC se convirtieran en partido político, los reafirmaría en su desconfianza hacia la imposibilidad de competir y participar del debate en una democracia que no protege a quienes disienten o reclaman derecho”.

Ese tema es tan vigente hoy como lo fue hace 30 años, dice.

También siguen vigentes las palabras de Belisario Betancur en aquella época: “No dejaremos de escuchar a ninguna hora a quienes tengan una angustia, un interés por la paz. Se trata de que cada colombiano piense que puede hacer por esa paz y cuál es su responsabilidad, puesto que la tarea  no es sólo de quienes gobernamos: la obligación es colectiva”.

El periodista colombiano Luis Eduardo Celis cierra su nota en el portal Arco Iris con la siguiente reflexión:

Han pasado tres décadas desde este primer encuentro. La guerra se recrudeció y vendrían nuevos intentos por finalizarla de manera dialogada o buscando la derrota de las guerrillas. Algunas de ellas, lideradas por el M-19, hicieron pactos de paz que han sido exitosos. Ahora comienza un cuarto intento con las FARC, y con una emoción similar a la que embargó a los siete colombianos que se reunieron en tierras del Huila en enero de 1983, las delegaciones del gobierno del presidente Santos y de ese grupo insurgente emprenderán en Oslo la búsqueda de un entendimiento civilizado.

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Foto: Archivo CNAL via Arco Iris